El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore), Andrés del Campo, asegura que la organización pedirá «más trasvases» que sean «viables desde el punto de vista ambiental y económico» en la reunión que mantendrán este viernes 8 de septiembre con la directora general del Agua, Liana Ardiles, en el marco del Pacto Nacional del Agua.

Ante la sequía que padece España, con los embalses españoles al 42,9% de su capacidad (37,9% para uso consuntivo), con los niveles de precipitaciones acumuladas un 12% por debajo de lo normal, Del Campo ha adelantado que los regantes pedirán a Ardiles «agua y tecnología».

En concreto, demandarán a la directora general que se culminen algunas obras de modernización, además de unir algunos trasvases dentro de la misma cuenca, pero «también entre diferentes» demarcaciones, «justificando siempre la viabilidad económica y ambiental». Para Del Campo, con más trasvases y más embalses se puede «mitigar la amenazada del cambio climático» (que se traduce en «lluvias torrenciales y sequías prolongadas»). Así, considera que, «por un lado, se evitarán las inundaciones, porque el agua quedará retenida, y, por otro, los periodos de sequía. Es cierto que esto se acaba, -como ha ocurrido con el trasvase del Acueducto Tajo-Segura, ya que los sistemas de cabecera del río están por debajo del mínimo trasvasable-, pero se pueden hacer más siempre que cumplan con los impactos ambientales; y si no los cumplen, pues no se hacen», señaló el presidente de Fenacore.

«Lo que está pasando en nuestro país de forma agudizada es lo que yo llamo ´la contaminación política del agua', porque se defiende lo que da votos y los intereses partidarios por encima del bien común», lamentó Del Campo, quien afirmó que «hay un sentido localista del agua, porque parece que pertenece a quien la tiene más cerca y no a todos, como dice nuestra Constitución».

A su juicio, «esto es lo que causa conflicto y por eso es tan difícil hacer estas conexiones. No se le puede causar perjuicio al vecino, pero para eso están las medidas compensatorias», añadió, al tiempo que apuntaba que «sería viable si no se hubiera politizado».

Sobre el impacto de la sequía, Del Campo aseguró que, «tras el tercer año consecutivo con falta de agua», sobre todo en las cuencas del Duero, donde «ha sido sorprendente», y en la del Segura, se van a tener que cambiar cultivos de regadío por los de secano. «Por ejemplo, se va a sustituir maíz por girasoles o trigo», indicó. Según Del Campo, esto va a tener «unas consecuencias económicas enormes, no solo en los ingresos de los agricultores, sino también en el complejo de alimentación asociado». No obstante, considera que aún es pronto para determinar cuántas hectáreas se verán afectadas. «En octubre comenzaremos a planificar todos estos cambios para estar preparados», avanzó. Recordó que, «como es lógico, la legislación da prioridad al abastecimiento a la población frente a los cultivos», por lo que «quienes realmente se ven afectados son los agricultores».