El informe no ha podido llegar en un momento más delicado. La organización ecologista Greenpeace presentó ayer en Toledo (capital antitrasvasista por excelencia) y en plena sequía, con el grifo cortado desde mayo, y con los agricultores asfixiados por la falta de agua, un trabajo en el que defiende que la cuenca del Segura oculta gran cantidad de agua subterránea; agua que permitiría cerrar el Trasvase Tajo-Segura definitivamente en tres años. Porque, dicen, apoyando las tesis del hidrogeólogo Francisco Turrión, que «la cuenca no es deficitaria» y que el déficit que recoge el Plan de cuenca de 400 hm3 «es ficticio».

El informe va acompañado de un vídeo en el que agricultores de la Región y de Albacete denuncian «ilegalidades, ocultación de información, mediciones trucadas, robo de agua, trato de favor a grandes empresas? La gestión del agua en la cuenca del Segura está salpicada de malas prácticas e intereses creados», según el responsable de la campaña de Aguas de Greenpeace, Julio Barea.

La polémica está asegurada, una vez más.

'La trama del agua en la cuenca del Segura, diez años después' es el título del informe presentado ayer por Barea y Turrión, en el que se defiende que la Región de Murcia «puede ser perfectamente autosuficiente» con el agua subterránea que «oculta» el Plan Hidrológico de la cuenca del Segura, lo que permitiría «desenganchar» a esta cuenca del trasvase Tajo-Segura en tres años.

Este informe es una revisión del publicado hace diez por Greenpeace, en el que ya se decía que la cuenca del Segura no era deficitaria, mientras que en esta década no han dejado de abrirse nuevas hectáreas de regadío ilegales, concretamente 60.000, según Barea.

«Nos hicieron creer que la única agua accesible es la fluvial y como es poca, vemos que hay un déficit, pero es un déficit ficticio», argumentó el experto de Greenpeace, quien aseguró que se trata de «una trampa contable», porque el plan hidrológico del Segura no incluye la mitad de los recursos naturales de agua subterránea que tiene, entre 500 y 800 hectómetros, que van al mar.

200 hm3 de superávit

Además, contando con el volumen de agua desalada que prevé su Plan Hidrológico, la cuenca del Segura no es deficitaria, sino que tiene un superávit de unos 200 hectómetros cúbicos al año, incluso sin contar con el agua procedente del Tajo y dando por buenos los cálculos de demandas actuales y futuras, destacó Barea. Y añadió que esto hace posible «un escenario donde la economía de la Región de Murcia, del sur de Alicante y de la costa norte de Almería sigan creciendo sin sobreexplotar los recursos naturales de la cabecera del río Tajo».

En el mismo argumento insistió el hidrogeólogo Francisco Turrión, quien remarcó que, según el Instituto Geológico y Minero, la cuenca del Segura acumula 100.000 hectáreas de aguas subterráneas, «cien veces que la que hay en los embalses superficiales», y sus recursos renovables y desalados ascienden a 1.900 hectómetros cúbicos.

Dicho esto, apuntó que lograr un balance hídrico en el Segura es el paso previo y decisivo para acabar con « la falsa idea de vivir en un déficit de agua continuo», lo que se aprovecha para alimentar proyectos urbanísticos y campos de golf y «para dar más agua a miles de nuevas hectáreas de regadíos intensivos e ilegales a grandes agroindustrias, mientras pequeños agricultores ven sistemáticamente cómo se les niega el acceso al agua».

Así lo constató durante la presentación del informe el ex agricultor de Lorca (Murcia), Pedro Morales, quien señaló que «en la zona de Almendricos se ha concedido una nueva zona inundable para grandes empresas agroexportadoras, lo que contrasta con el hecho de que, en la provincia de Guadalajara, 30 pueblos se estén abasteciendo de agua con cisternas», aseveró.

Morales denunció que él mismo fue objeto de amenazas de muerte por denunciar la mala gestión del agua y las irregularidades en la cuenca del Segura, cuando tuvo que dejar sus tierras arrendadas porque en ellas estaban haciendo pozos ilegales.

Por último, el responsable de la campaña de aguas de Greenpeace indicó que el informe es «una denuncia para que las cosas cambien» y no siga cometiéndose «la injusticia de agua para unos pocos y no agua para muchos».

Y adelantó la intención de Greenpeace de llevar este informe al Congreso de los Diputados, para «poner solución a una situación insostenible, que además se va a ver agravada con el cambio climático», apuntó.