Falta material, faltan medios humanos y falta formación. Y no pasa sólo en un cuartel. Es el problema común de los policías locales de la Región de Murcia, denuncian sindicatos que agrupan a estos profesionales. Van más allá: «Donde no se manifiesta el personal, es por miedo, porque quieren llevarse bien con los alcaldes y concejales, buscando algún interés personal, o porque ya se resisten a pelear contra este sistema», dice un agente, que prefiere no ser identificado.

Mientras tanto, desde los Consistorios coinciden en que existe una voluntad de solucionar los conflictos. Conflictos que, en ocasiones, llevan enquistados más de un año. Es lo que ocurre en Alhama de Murcia. Lo que empezó en una reivindicación de derechos laborales desembocó, según denuncian los policías, en descalificaciones personales al Cuerpo. «Círculo de mierda», aseguran que les llamó el edil de Seguridad y el alcalde. «Lo que me temo es que, para algunos agentes y sindicalistas, priman sus intereses particulares sobre los generales», aseveró, sobre este asunto, el concejal de Seguridad Ciudadana, Felipe García Provencio.

A su juicio, «lo que pasa en la Policía ya pasaba hace 25 años», a lo que añadió que, desde el Ayuntamiento, «les hemos ofrecido consenso para tratar los temas».

Otro conflicto latente es el de Mazarrón. Mientras desde el Consistorio insisten desde hace meses en que sus técnicos están estudiando cómo solucionar el pago de festivos que los locales subrayan que les corresponde, los agentes llevan desde febrero acampados en tiendas en la calle.

«La solución a la conflictividad en el colectivo de las policías locales de la Región de Murcia debe pasar, necesariamente, por una Ley de Coordinación que realice cierta homogeneización en las condiciones y medios de este colectivo», explican desde el Sindicato Profesional de Policías y Bomberos (SPPLB) de la Región. Y es que «actualmente, cada ayuntamiento establece sus propias condiciones en base al principio de autonomía local, lo cual provoca que, incluso en lo más básico, existan unas diferencias abismales entre cada uno de los municipios.

Esta ley debería, sin atentar contra dicha autonomía, sentar unas bases comunes en determinados aspectos». «Sirva como ejemplo la posibilidad de conciliar la vida laboral y familiar, mediante la racionalización y organización de los cuadrantes de turnos, la aplicación de índices correctores en los horarios a aquellos que trabajan de noche, fines de semana y fiestas», dicen.

Por su parte, desde el sindicato CSIF apostillan que «la Comunidad metió a muchos ayuntamientos en un plan de seguridad ciudadana del que se ha desentendido posteriormente», lo que implica haber dejado «a muchos consistorios a su suerte, sin recursos económicos y materiales para poder sustentar los efectivos de ese plan».

Asimismo, el CSIF pone el acento en que hay «conflictos» generados por «el modelo actual en la provisión de jefaturas y mandos, que ha traído muchos quebraderos de cabeza en diferentes municipios». «Casi siempre son puestos cubiertos por oposición, pero con una fuerte carga política», resaltan al respecto.

Este sindicato lamenta que en la Policía Local «no existe una planificación de funcionamiento autonómico, similar al modelo del Consorcio de Extinción de Incendios, que permite tener los efectivos allá donde son necesarios, sin tener que soportar plantillas sobredimensionadas para dos meses al año, como pasa en los municipios de costa».

«Al pasar tantos años sin nuevas plazas, las plantillas se hacen mayores», lamentan agentes consultados por este diario.

En este sentido, manifiestan que en algunos municipios se da la circunstancia de que agentes con más de 60 años, a punto de jubilarse, se ven obligados a seguir de patrulla por la calle, un trabajo que consideran poco adecuado para una persona mayor.

Desde el sindicato CSIF explican que «desde 2010 no se puede, por ley, aumentar las plantillas». Así, detallan que «en 2011, 2012 y 2013, la tasa de reposicion era de un 10% sobre el total de una corporación, lo que hace que puedan haber puestos de mayor necesidad que impidan aumentar plantillas de Policía; en 2014, 2015 y 2016, un 50% y ahora es un 100%, aunque parece que el dinero se gasta para otras cosas, lo que ocasiona que el acceso a la segunda actividad sea más complicado».

«El modelo de Policía Local está obsoleto, tiene un gran coste para las arcas públicas y no reporta los beneficios que, de una institución así, se espera hoy día», considera este colectivo.

Las Policías Municipales «están mal gestionadas y mal explotadas, empleando a profesionales de la seguridad pública para tareas de conserjería, inspección y similares, que pueden llevarse a cabo por otro tipo de funcionarios y a un menor coste», hacen hincapié desde el CSIF. «No existe planificación», lamentan.