El aumento de la esperanza de vida y su calidad están retrasando la edad de ingreso de las personas mayores en una residencia, según se desprende de un estudio realizado en la Región, que revela que la edad media de las personas que residen en este tipo de instituciones tiene una edad hasta tres años superior que hace diez años.

El informe también recoge que las mujeres ingresan hasta tres años y medio más tarde que los hombres, con un mayor nivel de dependencia y mayor prevalencia de incontinencia y demencia. Las diferencias relativas al sexo se deben, según el estudio, a la existencia de roles de género distintos para ambos, que proporcionan un mayor grado de autonomía a las mujeres.

Estos datos derivan de la investigación que dirige el doctor José Antonio Pascual, responsable de investigación del Centro de Salud de Calasparra, publicada este mes en la revista 'Journal of Life Sciences', en la que han participado todos los médicos del centro, adjuntos y residentes.

Para la realización de este trabajo se tomaron datos de casi 600 pacientes de cinco residencias geriátricas de la Región, públicas y privadas, de ámbito rural o urbano y diferente localización.

La existencia de una problemática social que condiciona a la persona para vivir en su domicilio es el motivo fundamental para el ingreso en una residencia geriátrica, muy por encima de la patología neuropsiquiátrica y de una situación de dependencia física.

Equipo de investigación

El equipo de investigación del Centro de Salud de Calasparra se planteó conocer la realidad de las personas que residen en estas instituciones en su entorno para prestar una mejor atención sanitaria. Este estudio, que inicialmente estuvo circunscrito a su zona de salud, se amplió a otras localidades y ha sido objeto de comunicaciones en varios congresos en sus distintas fases de realización.

De los pacientes se recogen datos sobre sexo, edad de ingreso, edad actual, estancia media, estado civil, hijos, motivo de ingreso, financiación, grado de dependencia al ingreso y actual, patologías limitantes asociadas como demencia, Alzheimer, trastornos psiquiátricos, enfermedad cerebrovascular, así como otros aspectos como la incontinencia o el uso psicofármacos. El análisis de estos datos facilita la planificación e intervención de la asistencia que se presta a estos pacientes.