La rebaja del Impuesto de Sucesiones y Donaciones que se aplica en la Región de Murcia desde hace dos años no ha frenado las renuncias a herencias, que continúan disparadas y marcaron un pico histórico en el primer trimestre de 2017.

Según la estadística oficial del Consejo General de Notariado, entre enero y marzo de este año se produjeron en la Región de Murcia un total de 339 renuncias «puras y simples de herencias o legítimas incluida la futura», lo que supone el máximo en un trimestre en los diez últimos años. Si la tendencia continúa igual durante todo 2017, la proyección que tiene el Colegio de Notarios de Murcia es que se produzcan 1.356 renuncias de herencias a final de año, lo que supondría el dato más alto desde 2007, año en el que comenzaron a notarse los efectos de la crisis económica.

De esta forma, si se confirma la proyección que se realiza desde el Colegio de Notarios de Murcia, el crecimiento de las renuncias a herencias desde el comienzo de la crisis sería cercano al 500%, pues en el año 2007 apenas fueron 208 familias las que no aceptaron el legado que le dejaban sus familiares fallecidos, una cifra anecdótica. La situación continuó igual en los años 2008, 2009 y 2010, cuando las renuncias a herencias en la Región no alcanzaban la cifra de 400. La tendencia al alza se inició en 2012, con 579 renuncias a herencias, y desde entonces no ha dejado de ir hacia arriba. Fueron 708 en 2013, 768 en 2014, 962 en 2015 y 1.080 en el año 2016.

Por tanto, a la vista de los datos, está claro que heredar no siempre resulta un buen negocio para los ciudadanos, aunque residan en una comunidad autónoma, como la Región de Murcia, que desde que comenzó la legislatura ha aplicado una reducción en el Impuesto de Sucesiones del 60% para los particulares y del 99% para las transmisión de empresas cuando se produce el relevo generacional y para las familias numerosas de más de cinco hijos. Para el año próximo, la intención del Ejecutivo de Fernando López Miras es eliminarlo completamente en el caso de los particulares, ya que lo considera el «impuesto más injusto que existe». De esta forma, según los cálculos que maneja la Consejería de Hacienda, una familia que reciba bienes por importe de 350.000 euros, que ahora tendría que pagar 13.453 euros, solo debería ingresar 336 en 2018 con la rebaja, a repartir entre todos los herederos.

Pero es que inciden muchos factores más a la hora de que salga o no rentable aceptar un legado. Según los notarios, el principal motivo de este aumento de las renuncias está en la crisis económica y, en especial, en la debacle del sector inmobiliario, que dificulta rentabilizar un legado cuando se trata de un piso o un terreno, sobre todo cuando los herederos ya son un grupo numeroso al entrar en juego nietos y sobrinos.

Igualmente, la caída de las tasaciones también ha provocado numerosos casos en los que el inmueble ni siquiera da para cubrir su propia hipoteca -en especial si se compró en los años de la burbuja inmobiliaria, cuando los préstamos se daban sin problemas por encima del valor real de venta-, o bien resulta insuficiente para satisfacer el resto de deudas que tenía contraídas el finado. En este sentido, no hay que olvidar, por ejemplo, los avales que muchas personas de edad avanzada concedieron a sus hijos para comprar casa en plena burbuja.

A ello hay que sumar que recibir una herencia obliga a pagar no solo el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, sino también la Plusvalía Municipal, lo que puede suponer un importante dispendio que, en estos momentos, muchos no están en condiciones de afrontar al haber perdido el empleo o tener un puesto de trabajo precario.

Otra causa para la renuncia a herencias puede ser la mala relación que los herederos puedan haber mantenido con los familiares fallecidos, aunque los notarios murcianos consideran que este porcentaje tiene una incidencia muy insignificante en el espectacular incremento de la última década.