Las reacciones alérgicas graves por picaduras de avispas y abejas han aumentado un 20 por ciento en los últimos diez años. La mayoría de estos casos se producen en verano, cuando estos insectos están más activos y aumentan las actividades al aire libre.

Por ello, el director general de Salud Pública y Adicciones, José Carlos Vicente, recomienda "extremar la precaución cuando se está al aire libre y evitar, en la medida de lo posible, comer en el campo, ya que los insectos acuden a los alimentos".

Además, es conveniente no acercarse a panales de abejas ni a nidos de avispas y, si uno de estos insectos se posa sobre alguna parte del cuerpo, no intentar matarlo ni espantarlo y permanecer quieto, o hacer movimientos lentos hasta que se aleje.

Asimismo, cuando se sale al campo se debe usar ropa que cubra la piel (manga y pantalones largos y calcetines), evitar los colores oscuros y brillantes, que atraen a los mosquitos, y no utilizar perfumes muy fuertes; y en los desplazamientos en coche llevar las ventanillas cerradas de los vehículos.

Si se produce la picadura hay que lavar la zona abundantemente con agua. Además, las abejas suelen dejar el aguijón, de modo que es necesario retirarlo cuidadosamente, sin romperlo, y alejarse de la zona para impedir picaduras masivas.

Posteriormente, se puede aplicar hielo o cualquier sustancia que proporcione frío en la zona durante unos minutos para aliviar el dolor y la inflamación.

Vicente ha explicado que tras la picadura "una reacción local de hasta 10 centímetros con dolor o molestias se puede considerar normal o no excesivamente preocupante". No obstante, si la reacción es mayor o presenta síntomas como urticaria generalizada, mareo, náuseas, vómitos, sensación de asfixia o hipotensión, considerados de gravedad, hay que acudir a la consulta del alergólogo.

Ante reacciones locales es aconsejable aplicar alguna crema o líquido a base de amoniaco para disminuir las reacciones y tomar un antihistamínico, siempre bajo prescripción médica.

El director de Salud ha advertido que los pacientes con antecedentes de reacción alérgica generalizada grave (anafilaxia) por veneno de himenópteros o por otras causas "deben ser instruidos en la autoadministración de adrenalina, el tratamiento de emergencia de la reacción anafiláctica".

Al respecto, ha advertido que "se trata de una medida de emergencia, aunque es esencial que tras su uso se acuda a un centro de urgencias para valorar su situación clínica, así como la necesidad de otros tratamientos".

Por otro lado, los alergólogos han observado un aumento progresivo de las consultas relativas a alergia a insectos. A partir de la primavera se pueden ver dos o tres nuevos casos por hospital y mes con este problema. La alergia al veneno de himenópteros es la patología en la que se consiguen tasas de curación más altas con inmunoterapia específica.

Además, una de cada 1.000 personas sufre reacciones alérgicas generalizadas por el veneno de himenópteros, mientras que entre el 10 y el 30 por ciento de la población podría estar sensibilizada, aunque no se trata de alérgicos en sentido estricto y no sufrirán reacción importante en caso de picadura.

Alrededor de un centenar de personas siguen tratamiento con inmunoterapia específica con veneno de avispas o abejas en la Región por alergia a la picadura de estos insectos. La vacuna es el único procedimiento curativo en sentido estricto de la enfermedad alérgica y el que se ha revelado como más eficaz, y los pacientes muestran una mejoría de su calidad de vida.