El escepticismo ante la posibilidad de que lleguen nuevos trasvases lleva a Coag a reclamar una nueva desaladora, que al menos ayude a paliar la falta de agua mientras se alcanza una solución definitiva. El presidente de la organización agraria, Miguel Padilla, ve difícil que en el actual contexto político llegue a aprobarse una nueva interconexión de cuencas, dada la oposición que existe en todas las comunidades, por lo que considera necesario construir una nueva planta de desalación alimentada con energías renovables, que reduciría a la mitad el precio de los caudales y haría que resultaran más asequibles para la agricultura.

Miguel Padilla, que ayer hacía balance de la campaña agrícola junto a los demás miembros de la dirección de Coag, considera que en estos momentos «hay que apostar por la desalación, ya que es una de las alternativas más fiables». Padilla se muestra escéptico ante la posibilidad de que el Pacto Nacional del Agua que ha puesto en marcha el Ministerio de Medio Ambiente llegue a incluir nuevos trasvases. Una de las razones es la creencia generalizada de que «la riqueza y la población se está viniendo al sur, ya que se han perdido en España al rededor de 10.000 pueblos en los últimos años. Se dice que el sur se está convirtiendo en una especie de residencia y que hay un desplazamiento de la población hacia estas zonas, mientras que se despueblan el norte y el interior». Añadió que está oposición logra entorpecer incluso las cesiones de derechos e impide comprar agua a las comunidades con caudales sobrantes.

No obstante, recordó que en las últimas décadas se han tramitado varios pactos nacionales que nunca llegaron a materializarse. Mientras tanto, las sequías se han sucedido de forma periódica, tal y como está ocurriendo en este momento, cuando en la cabecera del Tajo hay apenas 293 hectómetros cúbicos. Esto supone que las lluvias del otoño apenas darán para elevar el nivel de los pantanos de cabecera hasta los 400 hectómetros cúbicos que a partir del 1 de enero serán necesarios para poder trasvasar caudales al Segura. Según las estimaciones de Padilla «no se abrirá el Trasvase hasta marzo de 2018», por lo que se preguntó qué control de los desembalses existe en el Tajo, ante la velocidad a la que se están vaciando Entrepeñas y Buendía. Su alternativa una desaladora alimentada con energías renovables, que rebajaría el precio del agua a unos 37 céntimos, dado que «el campo recibe el mismo trato que tiene la Región en infraestructuras como el AVE. Solo se salvan las carreteras», apuntó

Padilla recordó que la falta de agua está empujando a las empresas más grandes a llevarse la producción a las comunidades autónomas vecinas, donde alquilan tierras que les permiten mantener los cultivos para atender a sus clientes. A su juicio, el hecho de que esos productos cultivados fuera se computan dentro la producción regional da pie a argumentos como el de la ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que la semana pasada esgrimía el aumento de la producción regional en 2016 para quitar importancia a la falta de agua en Murcia, frente a las restricciones que sufre el Duero.

Se quejó del «intrusismo» que se produce en el campo como consecuencia de las inversiones en grandes fincas. «Yo no puedo ejercer de notario, pero un notario sí puede ejercer de agricultor», se lamentó.

Por su parte, el consejero de Agricultura, Francisco Jódar, cerró ayer ronda de contactos para recoger las propuestas del sector para incluirlas en el Pacto Regional del Agua y se dipone a ultimar el documento. Jódar se entrevistó con el presidente de Coag y con los representantes de Asaja y UPA, así como de la Federación de Cooperativas Agrarias de la Región de Murcia (Fecoam).