Podrán estar, o no, de acuerdo conmigo que muchos problemas, esencialmente los grandes, se solucionan tomando las decisiones desde arriba, más que cumpliendo las peticiones que vienen desde abajo. Hay que estar convencido de que la decisión tomada es necesaria y es la correcta. Miren el nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, santanderino. Nada más nombrarlo Rajoy para su nuevo cometido, de una tacada ha arreglado y desatascado varios proyectos del AVE, que estaban echando chispas, pero al tiempo, también ha resuelto su tren de Alta Velocidad a Santander. Nadie le ha chistado ni preguntado por qué de su interés por su patria chica, porque ha contentado a todos, o a casi todos.

Igual puede pasar con el agua para Murcia. Necesitamos exigir un ministro del ramo que sea murciano. Si es presidente del Gobierno de España, mucho mejor. Haría todo lo necesario para impulsar la solución del agua para Murcia, al igual que procuraría resolver problemas de agua en otros territorios.

Porque lo importante es que conozca muy bien el problema. Si no lo conoce, parece que todo lo que Murcia ha hecho hasta ahora ha servido para bien poco. ¿Qué se ha hecho mal? ¿Por qué pocos españoles creen que realmente tengamos problemas de agua? ¿Por qué están convencidos que estamos especulando con nuestras necesidades? Hay que salir fuera de Murcia para ver que esto es lo que piensan de nosotros. Y hay que salir también para explicarlo bien.

Si, además, tenemos ministros, que a excepción de Arias Cañete, no nos entienden, ¿cómo van a trabajar para resolver el mayor problema de la Región de Murcia?

¿Se acuerdan de Elena Espinosa? Cuando se realizó la directiva europea sobre las actividades en las costas, no se percató, siendo ella gallega, de que en las costas españolas del sur y del Levante español existen chiringuitos, lugares de encuentro social de muchos españoles, que no los cambiarían por otras alternativas, pero, claro, en Galicia, no hay chiringuitos. Quizá, por lo mismo, no entendió el problema de Murcia.

La ministra García Tejerina, vallisoletana, tampoco ha debido ver muchos regadíos. Quizá, macetas, pero no el extraordinario espectáculo de la agricultura murciana y su gran importancia económica para Murcia y España. Así nos va. Confunde el resfriado del Duero, con el cáncer del Segura. No haría mal con resolver los problemas del Duero, del Segura y alguno más, al mismo tiempo. Esto es lo que propuso Borrell y no lo consiguió. Un Pacto Nacional del Agua debiera suponer que no se hable solo del Segura, sino que se hable de toda España, de todas las cuencas. Que no nos enzarcemos y nos polaricemos en un solo problema. No debe ser solo una ecuación, deben ser múltiples, así como las soluciones. Lo dicho, hay que buscar, preparar y exigir un ministro murciano del agua. Sé que es difícil, porque por ahora, casi no se vislumbran plantones de buena calidad. Pero haberlos, seguro que los hay. Tenemos que potenciar el conocimiento que tenemos de nuestros políticos, si es que tenemos alguno, para apoyarles más y mejor.