La congelación de la plantilla de la Comunidad desde el inicio de la crisis está dando lugar a un aumento de la edad media de los empleados públicos que resulta preocupante en los servicios en los que se realizan tareas físicas y trabajos más penosos, como los centros de mayores o discapacitados del IMAS o los hospitales del Servicio Murciano de Salud. El sindicato CSIF ha advertido de la necesidad de realizar nuevas contrataciones que liberen a los funcionarios de más edad de las labores que exigen un mayor esfuerzo, a la vez que se intenta buscarles acomodo en puestos de la Administración regional acordes con las condiciones físicas de los trabajadores con problemas de salud. En el IMAS uno de cada tres trabajadores supera los 55 años.

El presidente autonómico del sindicato en la Región, Juan Miguel López Blanco, considera que la reubicación del personal de más edad evitaría las secuelas físicas que les lleva a pedir la baja laboral con cierta frecuencia.

La Comunidad Autónoma llegó a tener un plantilla de unos 55.000 trabajadores antes de la crisis, mientras que en este momento el número de empleados no llega a 50.000. En Administración y Servicios, que empleaba a unas 10.000 personas, han salido unas 2.000.

López Blanco, junto a miembros del Comité ejecutivo de CSIF, se ha reunido con la directora general del Instituto Murciano de Acción Social (IMAS), Verónica López, a la que manifestó su preocupación por el elevado número de trabajadores y, sobre todo, de empleadas con una edad cercana a los 60 años que tienen dificultades para seguir desempeñando su trabajo

Los dirigentes sindicales trasladaron a la directora general del IMAS la preocupación de la organización sindical por el alto porcentaje de trabajadores de este organismo que superan los 60 años, porcentaje que se sitúa en el 15% de la plantilla.

Además, «un 21% están entre los 55 y 59 años, lo que puede originar un alto número de bajas laborales. Para ello, CSIF, junto a Función Pública y el resto de organizaciones sindicales, han elaborando un borrador con las líneas generales sobre las adaptaciones y reubicaciones de estas personas por motivos de salud».

López Blanco defendió que la reubicación de los trabajadores de más edad en puestos que requieran un menor esfuerzo físico «supondría un ahorro considerable para la Administración regional».

Aseguró que los empleados que trabajan en centros de mayores o en hospitales públicos en puestos más penosos «acaban sufriendo secuelas, que les obligan a dejar de trabajar para recuperarse, lo que implica que la carga de trabajo se traslada a sus compañeros. Cuando vuelven a estar bien se reincorporan a su puesto, pero al cabo de un tiempo vuelven a recaer», indicó.