''En mi casa no pueden entrar dos hombres''. Esta frase la tuvieron que escuchar Diego y su chico, una pareja de jóvenes murcianos, al llegar a la vivienda de un municipio granadino que habían alquilado y pagado días antes por Internet.

Todo ocurría a principios del pasado mes de junio. Diego, que es asesor de bienestar, quería asistir a un congreso en Granada sobre su profesión y alquiló una vivienda para el fin de semana a través de la página web 'airbnb.es', cuyo eslogan es precisamente 'Nuestra casa es tu casa'. En el caso de esta pareja no fue así.

Cuando llegaron al lugar donde estaba la casa, en Huétor Vega (Granada) no se imaginaban que su recibimiento se iba a convertir en un episodio "homófobo, bochornoso y lamentable". La dueña del alquiler comenzó a decirles que no iba a dejarlos entrar, porque que dos hombres entren en su casa ''no es natural''.

La casera, procedente de Alemania, les dedicó también un par de insultos y algunas amenazas advirtiéndoles que ella era ''una persona muy importante dentro de la ONU''. Para colmo, la pareja ya había ingresado por adelantado el dinero correspondiente al alquiler.

Hasta el lugar se desplazó una patrulla policía, que fue avisada por la pareja. Para tranquilidad y coherencia de la situación, los policías dieron la razón a la pareja: ''En España es legal, señora, que dos personas del mismo sexo estén juntas'', le comunicó uno de los policías a la casera. Diego, que no se esperaba que la Policía defendiera su causa, piensa que gracias a estos hechos ''algo está cambiando por fin en España''.

A pesar de la llegada de la policía, la señora se negó a cederles la casa, ya que al ser la propietaria tenía la última palabra. Incomprensiblemente, los murcianos se vieron en la calle, pero la empresa Airbnb puso todas las facilidades para ayudar a la pareja y rápidamente le buscaron y ofrecieron una casa ''mejor, más bonita y más cerca del congreso'', según relata Diego.

Además, la página web anunció que iba a proceder a la eliminación del perfil de esta mujer dentro de la plataforma. Diego confiesa que nunca en la vida le había pasado algo así, a pesar de que siempre ha sido un hombre de Iglesia, donde asegura que jamás le han mirado mal o han hecho comentarios sobre su sexualidad: ''No me importa lo que la gente diga o piense de mí''.

Lo más gratificante de este caso ha sido ''la actitud de la policía diciendo a la señora que no llevaba la razón y el servicio posterior de Airbnb'', según Diego. También indica que de primeras la pareció un poco extraño que la casera no los citara directamente en el lugar de la casa, en Huétor Vega, sino en Granada capital. La pareja aún no se ha decidido a tomar cartas en el asunto, pero están barajando la posibilidad de poner una denuncia contra esta mujer.