La Universidad de Murcia (UMU) va a poner en marcha a partir de septiembre el proyecto 'Life AMDRYC4' sobre adaptación al cambio climático de sistemas agrícolas de secano del área mediterránea, con el que espera lograr que este tipo de suelo capten las emisiones de CO2 de 400 millones de coches en todo el mundo.

Este es uno de los objetivos de este estudio pionero en Europa que dirige la investigadora María José Martínez, quien presentó ayer la iniciativa, dotada con casi 2 millones de euros y cuyo plazo de ejecución es de 52 meses. En él colaboran la Oficina de Impulso Socioeconómico de Medio Ambiente (OISMA) de la Comunidad Autónoma; la organización agraria Coag; la empresa Ingeniería del Entorno Natural; y la Asociación Nueva Cultura por el Clima.

«Este proyecto viene bien por la actualidad», con la reciente cumbre del G-20 de Hamburgo, en el que uno de los temas importantes fue el Cambio Climático. Y también se enmarca en los acuerdos de la cumbre de París, «con la iniciativa '4 por 1.000' de captación de carbono por los suelos», explicó Martínez.

La investigadora destacó que «queremos que se ponga en valor las tierras de secano del Mediterráneo, que sufren un grave problema de desertificación, y de sequía y que según las previsiones tendrán más problemas en el futuro», a la vez que defendió la necesidad de que se adapten.

El proyecto aportará experiencia, metodología y cuantificación, dijo, añadiendo que «por primera vez se verá cuánto valen las tierras, cuánto carbono pueden captar y cómo pueden transformarse en un sumidero de carbono, para que puedan llegar a superar el problema de sequía y de desertificación y se mejore la adaptación al cambio climático». En opinión de la investigadora eso repercutirá en la mejor producción de bienes y servicios, en la fijación de población al territorio «y en todo lo que es el desarrollo rural».

El proyecto se llevará a cabo en cuatro fincas cedidas por los agricultores, ubicadas en los municipios de Murcia, Lorca, Puerto Lumbreras y Caravaca. Y en él participarán 26 personas.

«Intentaremos que los cultivos mejoren introduciendo prácticas agrarias y materia orgánica al suelo que favorezca el que la agricultura de secano sea valorada, y al captar carbono, bajarán las emisiones a la atmósfera, minorizándolas», explicó Martínez. «Que los suelos asuman un 0,1% de carbono al año supone captar las emisiones de 100 millones de coches, y aquí se propone que capten un 0,4% . De ahí la importancia del proyecto». Además, las conclusiones pueden ser exportables a toda la Europa meridional e incluso a África del Norte.

Por último, Martínez destacó que este estudio también va a permitir que el suelo, además de valorarse como productor de alimentos, se valore como captador de carbono, «que hasta ahora no lo estaba», y por su función en el régimen hídrico. «La reserva de los acuíferos depende de la permeabilidad que tenga el suelo para que la poca agua que haya no haga escorrentía y erosione, sino que se infiltre para que llegue a los acuíferos», apuntó.

Por su parte, el rector de la UMU, José Orihuela, tras alabar el proyecto, destacó que si este proyecto va a «permitir tener nuevas formas de medir la producción de carbono en los suelos, mucho mejor. Si vamos a tener nuevas formas para que ese carbono vaya más hacia el suelo, como ha explicado, mucho mejor. Y si se extiende no sólo a nuestras zonas, sino a otras, mucho mejor».

La directora general del Medio Natural, Consuelo Rosauro, apuntó que «el cambio climático es un hecho», y que los resultados del estudio se incorporarán al plan de acción contra este fenómeno de la Comunidad Autónoma.