El barco utilizado durante la última década para retirar las medusas del Mar Menor, que lleva varios años fuera de servicio, ha dado lugar a una denuncia en los tribunales al haberse convertido en un problema medioambiental. El abogado murciano Diego de Ramón ha puesto en conocimiento de la Fiscalía que el buque se encuentra «fondeado de forma ilegal» frente a la Isla del Barón, cerca de La Manga, y advierte de que el mal estado del buque constituye «un gran peligro ambiental», dado que en caso de que un temporal provocara su hundimiento causaría graves perjuicios a la laguna. En su denuncia el letrado advierte de que Capitanía Marítima, que tiene conocimiento de la situación del barco, debería retirarlo y cargar la factura al armador. Sin embargo, el capitán marítimo, Óscar Villar, contesta que la embarcación está a la espera de ser admitida en un desguace de Cartagena, que en este momento no puede darle entrada porque está trabajando en un patrullera de la Armada que fue dada de baja.

El Biomur, que pertenece al armador García Carreño e Hijos, ha sido utilizado durante los últimos diez años como barco nodriza en la campaña de recogida de medusas que la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente contrataba todos los veranos con el objetivo de mantener limpias las playas del Mar Menor. La embarcación trabajaba junto con otras más pequeñas pertenecientes a la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar, pero cuando se detectaron los problemas de contaminación del Mar Menor dejó de realizarse la retirada, ya que los técnicos consideraban contraproducente la eliminación de estos animales. Al tratarse de una especie que se alimenta de fitoplancton, los expertos sostienen que su presencia mantiene en mejor estado las aguas del Mar Menor.

Desde que quedó fuera de uso el Biomur ha venido deteriorándose como consecuencia de la erosión marina y de su antigüedad. Inicialmente estuvo fondeado en el puerto de Los Nietos, pero alguien rompió las amarras y el barco acabó junto a la playa. José María García Carreño, apoderado de la compañía propietaria, que es el presidente del Club Náutico de Los Nietos, optó entonces por fondearlo frente a la Isla del Barón, con el propósito de evitar que volviera a quedar a la deriva.

El barco, que está totalmente oxidado, está fondeado justo delante de la construcción existente en esta isla del Mar Menor, que es utilizada como alojamiento turístico.

En su denuncia ante la Fiscalía Diego de Ramón señal que «las autoridades judiciales han de poner control sobre los infractores y sobre aquellos que, teniendo potestad para ejercerlo», eluden sus responsabilidades.

García Carreño responde que a la embarcación se le han quitado todos los materiales y equipos que pudieran resultar contaminantes en caso de producirse un temporal, por lo que no representa ningún peligro. Niega además que el Biomur esté abandonado y asegura que la tripulación va todos los días a «darle una vuelta» y que «por la noches le enciende las luces».

También el capitán marítimo niega que el Biomur sea un peligro para la navegación en el Mar Menor ni para la salubridad de sus aguas. Óscar Villar asegura que «el barco está descontaminado. Le han sacado todo el material contaminante y los buzos lo han inspeccionado», indicó.

Respecto a la posibilidad de que pueda producirse un temporal que origine el hundimiento, Villar dijo que «cualquier buque que se hunda crea un problema». Como ejemplo citó el caso de la embarcación Penélope, hundida hace varios años en el puerto de Águilas, que fue reflotada este invierno, después de haber permanecido inmovilizada durante años por haber sido utilizada por el narcotráfico.

El uso del barco puede haber perjudicado al caballito de mar

La embarcación que lleva meses fondeada frente a la Isla del Barón, cerca de La Manga, ha actuado como nave nodriza dentro del dispositivo establecido por la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente para evitar la llegada de las medusas a las playas del Mar Menor. Durante la década que ha permanecido en servicio ha retirado cientos de toneladas de este celentéreo, que a principios de siglo se convirtió casi en una plaga. Ahora, el portavoz del Comité Científico del Mar Menor, Ángel Pérez-Ruzafa, cree que el barco «es totalmente inútil, ya que captura un porcentaje muy pequeño de la población» y que, «al triturar las medusas, produce una sopa de ‘cnidocistos’ (las células que contienen un dardo urticante que hace que sean tan molestas) y eso hace que el agua resulte urticante, aunque no se vean las medusas». Además, Pérez-Ruzafa tiene indicios de que pueden ser «responsables de la mortandad de los caballitos de mar».

El armador atribuye la denuncia conflicto en el Club Náutico de Los Nietos

El apoderado de la compañía propietaria del buque, José María García Carreño, que es presidente del Club Náutico de Los Nietos, asegura que la denuncia motivada por el fondeo del buque Biomur frente a la isla del Barón se produce como respuesta a la demanda que él ha presentado contra un exdirectivo del Club. García Carreño recuerda que el barco ha participado durante diez años en la recogida de las medusas de la laguna y, aunque asegura que está pendiente de que lo admitan en un desguace de Cartagena, no descarta volver a ponerlo en funcionamiento si «la Comunidad decide aplicar un plan para oxigenar los fondos del Mar Menor».