El director general del Instituto de Fomento, Joaquín Gómez (Abarán, 1972), ha trabajado en el Centro Tecnológico del Mueble y en el Centro Europeo de Empresas e Innovación (Ceeim) antes de incorporarse a la Consejería de Empleo, Universidades y Empresa, por lo que tiene un conocimiento del mundo empresarial más cercano a la innovación . Estudió Ingeniería Industrial en Cartagena y se doctoró en Gestión Empresarial, una especialidad por la que asegura sentir verdadera pasión y que le ha permitido aplicar los conocimientos adquiridos y las investigaciones que desarrolló en las empresas con las que ha trabajado.

¿Qué le aporta esta especialización en su nuevo puesto?

Soy un caso representativo de la transmisión de conocimientos de la universidad a las empresas. Disfruté mucho mientras hacía el doctorado, a pesar de que tuve que dedicarle todo el tiempo libre, los fines de semana y las vacaciones durante tres años, y casi me cuesta el divorcio. Sigo disfrutando, porque en mis pocos ratos libres colaboro con el equipo de la Universidad de Murcia.

En la última Memoria del Consejo Económico y Social (CES) se dice que las investigaciones realizadas en las universidades murcianas no se traducen en patentes ni en nuevos productos.

No he tenido la oportunidad de profundizar en el informe del CES, pero puedo decir que en los dos últimos años el esfuerzo en inversión en I+D+i sitúa a Murcia entre las únicas cinco comunidades en las que el gasto se ha incrementado. Esto es muy positivo, pero además, el número de investigadores en la enseñanza superior está por encima de la media de España. El gasto en I+D+i incluye tanto el gasto de empresas, como el de las administraciones. Esto es una característica del sistema nacional, porque el peso de las empresas es importante y supera la media europea; está en torno al 50% o 52%. Esto es otra bondad del sistema, en la medida en que las empresas, que son el motor del crecimiento y las que generan los puestos de trabajo, están incorporando innovaciones constantemente.

La conclusión fundamental del CES es que el crecimiento de la Región se sustenta sobre sectores con escaso valor añadido.

Si no recuerdo mal, en agosto de 2017 se cumplen diez años de la caída de Lehman Brothers, con lo que aquello supuso: la crisis mundial y todos los efectos que ha tenido. También han cambiado los modelos de crecimiento y los modelos económicos en muchos países y en muchas regiones. Todo es cada vez más complicado, porque están apareciendo empresas y tecnologías rupturistas que hacen que la economía se mueva en un entorno muy volátil y muy complejo. En el caso de Murcia creo que la situación es positiva. El aumento del gasto en I+D+i, unido a que las ventas industriales se están incrementando por encima de la media nacional y a que el número de pedidos está aumentando también, plantea un horizonte muy positivo. Además, la Región tiene una ventaja que hay que explotar.

¿A qué se refiere?

Un sistema regional de innovación requiere interacción entre todos los organismos y todos los actores del ecosistema de innovación. En Murcia la cercanía es una ventaja. Somos una región relativamente pequeña y este factor hay que convertirlo en una gran fortaleza, incentivando la colaboración entre todos los demás agentes del sistema regional de innovación, no solo para mantener a la Región por encima de la media, sino para situarla a la cabeza. Por ejemplo, en creación de compañías innovadoras Murcia está a la cabeza de España, con un 12% del total nacional en certificados de empresas de base tecnológica. Esto habla del proceso de transformación que está viviendo hacia un modelo económico basado en el conocimiento.

¿Cómo se materializa eso en la economía regional?

Estamos viendo que el valor añadido bruto por empleado en la industria está en torno a los 70.000 euros, muy por encima de otros sectores, después de haberse duplicado en los últimos años. En el caso de empresas tecnológicas está en torno a los 90.000 euros. Hay que converger hacia un modelo económico con valor añadido.

¿Es posible hacer esta transición desde la economía agraria hacia la industrial?

Hace un par de meses visitamos Israel y vimos cómo ha evolucionado su economía y cómo han desarrollado un modelo basado en la innovación. También vimos que tenemos muchas analogías. Empezaron siendo un país meramente agrícola y con la incorporación de tecnologías -que han permitido integrar procesos de transformación asociados a la agricultura e incorporar conocimiento e investigación- han logrado que Israel sea un referente internacional. Es un ejemplo a seguir, lo que se ha hecho en Israel perfectamente se puede hacer aquí, poniendo en valor muchas industrias y sectores tradicionales de la Región, incorporando conocimiento procedente de las universidades, el IMIDA o el CEBAS, que son centros de excelencia en el ámbito internacional en materia agroalimentaria.

¿Hay proyectos concretos de inversión que estén en el aire o dependan de que lleguen comunicaciones como el AVE?

Murcia tiene una gran capacidad de atracción de proyectos industriales y de innovación. Hay personal muy cualificado, procedente de la universidad, centros de formación profesional, tenemos estructuras profesionales y organismos intermedios también muy buenos. Ahí incluimos el Parque Científico, los centros tecnológicos, las propias universidades y centros de empresa. El AVE estará en 2018 y será un factor de atracción de empresas, al igual que el aeropuerto. Si no me equivoco, en el primer trimestre de 2018 estará en Murcia.

¿Y del aeropuerto?

Hay bastante proyectos, pero mi puesto lleva asociada la confidencialidad. Sí podemos decir que en la medida en que esté operativo, podrán implementarse en la Región. Va a ser un polo de atracción, como elemento dinamizador en turismo, en el sector agroalimentario y en la industria, y va a permitir que emprendedores e inversores de otros países puedan desplazarse a la Región de forma más fácil.

¿Qué perspectivas ve a las exportaciones en este momento, teniendo en cuenta las amenazas sobre los mercados exteriores?

Murcia es una región exportadora por naturaleza. Desde el Info se está desarrollando un Plan de Internacionalización, con resultados muy positivos, que pueden ser incluso mejores. El Gobierno regional elaboró un plan para minimizar el efecto del Brexit y estamos trabajando con el Ejecutivo en la identificación de nuevos mercados que pueden suponer oportunidades para la Región. Dentro de estos mercados está Canadá. El CETA puede tener un impacto importante en las empresas de la Región, pero también hay otros mercados como China, en el que se están negociando la entrada de productos agroalimentarios, como la uva y el melón. La Unión Europea también espera firmar un acuerdo con Japón antes de final de año. Si a esto unimos otros países, como Sudáfrica, hay un abanico de posibilidades complementarias muy interesantes para las empresas de la Región.

La compañía de Abarán Frutas Esther ya envió melocotón a China el verano pasado.

El Gobierno chino es muy particular, negocia la entrada de productos de uno en uno. Lo siguiente que se negocia es la uva y el melón y eso abre una gran oportunidad para los productos que se cultivan en la Región y que son de muy buena calidad. Es posible que el acuerdo se cierre para finales de este año o principios del próximo.

¿Cómo ha influido la era Trump en las exportaciones de la Región a Estados Unidos?

La ventas de la Región a EE UU se han incrementado. Trump es imprevisible, como todo el mundo sabe, pero el mercado estadounidense es uno de los objetivos prioritarios de la Región.