Aunque aún no es un mercado «cuantitativamente» importante para la Región de Murcia, sí lo es «cualitativamente», y ante él se abre un 'filón' comercial de futuro para esta Comunidad por conquistar. Se trata de Canadá y el acuerdo de libre comercio que ha alcanzado la UE con este país norteamericano y que ahora deben ratificar los países miembros, el CETA.

«Es un debate que ya dábamos por terminado en España y en la Región, con el apoyo mayoritario de los partidos políticos a la firma del acuerdo comercial», destacó ayer José García, presidente de los conserveros de Agrupal, a la vez que lamentó que «ahora algunos partidos se pongan de perfil, cuando es un tratado que nos beneficia», en referencia a la abstención anunciada por el PSOE.

García mantuvo ayer un encuentro con otros representantes de sectores exportadores de la Región para hacer un frente común de apoyo al tratado.

Los productores y exportadores murcianos argumentan, con cifras, que Canadá es un mercado en expansión para las frutas y hortalizas de la UE, de España y de Murcia. De hecho, desde 2010 a 2016 las exportaciones europeas a este país norteamericano han evolucionado desde 33.000 toneladas a 79.000.

España lidera las ventas de la UE a Canadá, ya que de esas 79.000 toneladas el año pasado, 43.000 son españolas. Es decir, «España es la gran interesada» en el CETA en el marco del sector hortofrutícola.

Del total exportado, 30.000 corresponden a cítricos (Canadá es el primer país receptor de estos productos después de la UE); 13.000 de kiwis, 8.000 de pimientos, 6.800 de manzanas y peras, 5.000 de ciruelas y 2.000 de kakis.

«La Región ya vende en este país 20.000 toneladas que han supuesto más de 40 millones de euros», explicó García. De éstos, el 20% corresponden a la conserva, otros 20% a las golosinas, y en torno a un 17% a vinos. El resto se reparten en frutas y hortalizas en fresco y especias, entre otros.

Además, en el tratado se contempla la reducción de los aranceles de entrada a los productos y la eliminación paulatina de barreras técnicas -como el uso de ciertos pesticidas- y burocráticas.

«Nos interesa mucho este mercado porque, además de estar muy próximo a los Estados Unidos, es un país de 'primera' en cuanto a las exigencias de calidad de los productos; de respeto al medio ambiente y a sus ciudadanos... y para el que nosotros nos hemos preparado. Si no estamos con ellos, ¿con quién debemos comerciar?», se preguntó el conservero.

Los exportadores temen llegar tarde a este mercado si el acuerdo al final no es ratificado por los estados miembros, ya que «tenemos a otros países competidores, como toda Sudamérica, que pueden tomar ventaja», advirtió.

Otro de los beneficios que el sector destaca es la posibilidad de, al abrir nuevos mercados, descongestionar el de la Unión Europea, «bastante saturado ya».

Multinacionales

No comparten, sin embargo, los argumentos de quienes rechazan este tipo de tratados de libre comercio por considerar que son una amenaza para los pequeños productores, que se pueden ver 'absorbidos' por las grandes multinacionales.

«Hay que rebuscar mucho para encontrar en qué nos puede perjudicar este acuerdo o el TTIP estadounidense; nosotros no les tenemos miedo a las multinacionales y esperamos que lleguen», insistió García, para quien estos argumentos son más políticos que reales.