Bárcenas compareció esta semana en la comisión creada en el Congreso de los Diputados y su actitud fue muy diferente a la de anteriores declaraciones. ¿Qué cree que le ha pasado?

Yo he estado con Bárcenas en tres ocasiones, con motivo de tres declaraciones judiciales suyas. En la primera en la que estuve, se mostró muy colaborador, respondiendo con precisión a todas las preguntas que le realizamos. La tercera, en la que compareció como testigo en el caso de los ordenadores, con obligación de decir la verdad, dio también muchas claves sobre el contenido de los famosos papeles. Por mucho que trate ahora modificar el lenguaje, por mucho que cambie de actitud, está acreditada la Caja B del PP, y no se va a modificar la realidad. Los papeles están y no ha negado jamás que sea su letra, en las tres veces que ha declarado. Ya hubo un cambio de actitud en el caso de ordenadores, al retirar la acusación particular. Mantiene una nueva estrategia procesal, que nosotros no consideramos adecuada, porque solo podrá reducir sus penas colaborando. Pero creemos, claramente, que hay algún tipo de componenda, porque las ha habido antes. Sabemos que ha recibido muchas visitas en la cárcel para que no declare. Están claramente reconocidos los contactos.

Viene usted a la Región de Murcia a dar una visión global sobre la lacra de la corrupción. ¿A qué cree que se debe tanta corrupción en España?

Tenemos diferentes elementos. Por un lado, el franquismo. En España venimos de una cultura de impunidad en la comisión de este tipo de delitos de corrupción. La cultura del amiguismo que tanto predomina en España no se ha desarrollado tanto en otros países de Europa. El caso de España se expone muy bien en la película La escopeta nacional. También influye el modelo económico de este país, no basada en el sector industrial y muy dependiente de los recursos (suelo, sol, agua), lo que lleva a la especulación. La economía está pensada para explotar los recursos con poco esfuerzo y buscando la mayor ganancia posible, lo que genera corrupción, que no podemos decir que no se dé en otros países europeos, aunque menos que en España.

¿Y qué se puede hacer para poner fin a esta lacra?

Lo principal tiene que ver con la educación, con la forma de entender la democracia por parte de la ciudadanía. La sociedad debe tener conciencia de que lo público es sagrado y que cualquier cosa de todos hay que cuidarla al máximo, persiguiendo a los que atentan contra ella. Eso todavía no está arraigado en España. Por otro, debemos incentivar otro modelo económico menos especulativo. Hay que garantizar la independencia del Ministerio Fiscal y de las fuerzas de seguridad, para que realicen puedan realizar su trabajo sin ningún tipo de presión ni ingerencia política.

La Región de Murcia es una de las comunidades más afectadas por la corrupción. ¿A qué cree que se debe?

En las regiones de la costa, en general, son más propicias para la corrupción. Pero, francamente, no conozco al detalle la situación de Murcia. Sé lo que ocurrió con el anterior presidente y las vinculaciones con la trama Púnica. También el robo al fiscal anticorrupción en su domicilio, en la línea de lo que le comentaba antes de las presiones que sufren los fiscales por hacer su trabajo.

¿Y usted ha sufrido coacciones por perseguir la corrupción?

Cuando presentamos la querella que dio origen al caso Bárcenas en el año 2013, el Partido Popular presentó una demanda contra la asociación a la que pertenezco. Hemos recibido muchas presiones, pero pinchan con nosotros, porque no dependemos del poder del Estado ni pretendemos depender. Somos personas ideológicamente comprometidas y no nos interesan las componendas que nos puedan ofrecer. A otros les ofrecen premios en forma de ascensos por mirar hacia otro lado, pero con nosotros han pinchado en hueso.