Óscar Urralburu Arza (Pamplona, 1971) ha reforzado su liderazgo en Podemos Región de Murcia, tras imponerse con claridad (53,8% de los votos) a Lola Sánchez (41,4%) y Marcela Crespo (4,75%) en unas primarias en las que, según él, ha faltado fraternidad. El secretario general reclama pasar página, se compromete a integrar a todas las sensibilidades y se marca como reto mejorar la estructura interna de la organización con la vista puesta en sacar al PP del Gobierno de la Región en las elecciones de 2019.

¿No ha sido demasiado tensa la campaña de primarias?

No ha sido fácil. En el futuro, en Podemos tenemos que aprender a hacer mejor las primarias, tenemos que procurar que los debates internos sean puramente democráticos, sin faltar al respeto a los compañeros. Debemos consolidar unas prácticas más fraternales. Hay que aprender más.

Sus rivales le criticaban, más que por su labor institucional, por el trabajo interno. ¿Tan mal está Podemos de puertas para dentro en la Región?

Hay cosas que no se han hecho bien. En estos dos años tan intensos, en los que vivimos tres procesos electorales e iniciamos en el trabajo en las instituciones, tuvimos que priorizar la política externa antes que la interna. La política hacia fuera se ha hecho bastante bien, reconocido por todas las partes. Las críticas van hacia el trabajo interno pero, sinceramente, creo que hasta cierto punto se han exagerado. Se ha hecho una cierta caricaturización de lo que es Podemos en la Región. Vamos a reforzar la organización, pero los Círculos no me necesitan para hacer su trabajo. Al contrario. En esta nueva etapa vamos a reforzar la parte interna. Queremos construir una estructura sólida y plural, contando con el enorme valor de nuestra militancia. Vamos a mejorar la implantación de los municipios de la Región y a fomentar la formación de nuestros cuadros, a nivel local y sectorial. Hasta ahora los recursos económicos se han destinado a los procesos electorales. Ahora toca invertirlos en nuestra estructura.

¿Va a integrar a la gente de las otras dos candidaturas?

Sin duda. Pienso trasladarle a Lola Sánchez mi voluntad de que la nueva dirección sea colegiada, conjunta, que respete la proporción en el Consejo Ciudadano Autonómico. Debemos asumir la corresponsabilidad y la corrección. El partido debe ser compartido, debe reconocer la pluralidad interna y utilizar todo el capital político que tenemos en todas las candidaturas.

¿Hubiera dimitido como portavoz en la Asamblea Regional si su candidatura hubiera sido derrotada en las primarias?

Creo en la rendición de cuentas, sobre todo tras una asamblea ciudadana. Cualquier decisión la hubiera tomado siempre con responsabilidad y contando con la nueva dirección política que hubiera salido. Pero es evidente que ya no podía ser lo mismo.

Tampoco será lo mismo en la Asamblea sin Antonio Urbina en el Grupo Parlamentario. ¿Qué piensa de su decisión?

Antonio y yo somos amigos y compañeros desde mucho antes de Podemos. Siempre ha sido un referente para mí. Sobre su decisión, entiendo que tenía un compromiso con sus compañeros de lista para rotar en el escaño. Pero le aseguro que Antonio Urbina va a seguir jugando un papel importante en la nueva fase de Podemos. A él le gusta el territorio, la militancia, y creo que es lo que le apetece ahora.

¿Le ha llamado Iglesias?

Sí, hemos hablado. También con Íñigo Errejón y otros dirigentes del partido, como Pablo Echenique. La relación con la dirección estatal es muy fluida.

¿Ha cambiado su relación con Pablo Iglesias por su apoyo a Errejón en la última asamblea ciudadana estatal?

Al contrario, ahora estamos hablando más que nunca. En estos meses ha estado muy interesado y preocupado por lo que pasaba en la Región, con la imputación de Pedro Antonio Sánchez, que precisamente ocurrió tras Vistalegre II. Hemos tenido una línea abierta permanente, consensuando los pasos que había que dar en cada momento.

Insiste mucho en que el PP vive sus últimos años en San Esteban. ¿En qué se basa?

En los estudios que tenemos. La descomposición del PP es más tardía que la del PSOE, pero igual de implacable. El PP es un partido tocado por la corrupción, estructuralmente mafioso, y lo va a pagar en las urnas. Nuestra responsabilidad no solo es mostrar indignación y echarles en cara su corrupción, sino plantear una alternativa seria de gobierno. Debemos tener vocación de crear.