No cabe duda de que se ha convertido en el sector económico de más tirón y que más riqueza genera en la Región de Murcia, junto con el turismo, y tras la debacle de la construcción. Pero también es, hoy por hoy, el que más nubarrones negros tiene sobre su futuro, con la espada de Damocles de la falta de agua pendiendo sobre el campo desde hace varios años.

Con el tercer año de sequía, que se agrava cada día que pasa, y con la certeza de que ya no se trata de una situación coyuntural, del momento, sino estructural a consecuencia del cambio climático, los productores de la Región se enfrentan a un Ministerio de Agricultura que les ha dejado bien claro, en distintos foros, que de nuevos trasvases nada de nada. Hay que conformarse con lo que puedan recibir desde la cabecera del Tajo y con el agua desalada.

Y, en situaciones excepcionales y si los informes medioambientales así lo permiten, con los pozos de la cuenca del Segura, y con las cesiones de derechos de otras comunidades de regantes.

¿Y qué hacer entonces, cuando todo eso no alcanza para regar los cultivos ? Pues arrancar árboles o no plantar más de lo que permitan los recursos existentes, les dicen desde el Ministerio. Es decir, reestructurar un sector que ha ido creciendo a pasos agigantados y que se resiste a dejar en barbecho sus fincas; nada de cambiar de modelo productivo, contestan.

En Madrid repiten como un mantra que la Región de Murcia ha exportado como nunca y ha tenido una cuenta de resultados excepcional pese a la sequía, con lo que consideran que hay margen para seguir así con el agua disponible. Y no digamos cuando llega el momento de tener que retirar productos del mercado por el exceso de producción y la consiguiente bajada de los precios... Lo ven muy claro, hay que recortarlas, insisten en la capital; y de esa burra no se bajan.

Tampoco se bajan de la suya aquí, negándose a ello.

Mientras todo esto ocurre, pasado un mes desde que se formó el nuevo Gobierno, la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca es la única que aún no tiene cerrada cien por cien su estructura definitiva.

Su titular, Francisco Jódar, sigue esperando a que el Consejo de Gobierno le apruebe tres nuevas subdirecciones generales -dos que se encargarían de gestionar las ayudas de la PAC y del Programa de Desarrollo Rural, respectivamente- y una tercera de Agricultura. Eso, a cambio de las dos direcciones generales perdidas en el camino.

Y como a perro flaco todo son pulgas, parece que entre los segundos escalones hay quien no está muy de acuerdo con sus competencias y que amenaza con dimitir si no le liberan de alguna de sus cargas, tal y como le habían prometido al tomar posesión del cargo.

Con todo, en estos momentos de crisis en el sector, ya hay quien echa de menos un fuerte liderazgo político y sectorial.