"La ilusión de mi vida siempre ha sido dirigir una residencia de ancianos y ahora lo que me gustaría de verdad es ser bloguera", afirma Josefina Vicente, una octogenaria nacida al poco de estallar la Guerra Civil y que se convirtió a los 35 años en la primera mujer cartero de España.

Esta enérgica mujer del 36, alumna de la Universidad de Murcia desde hace siete años y "feminista, católica, de derechas y anarquista", como se define, recuerda entre risas su primer día de trabajo en Correos, donde fue recibida como si fuera un "pasmarote" por los doscientos carteros que había en ese momento en la oficina principal.

Sin ser consciente del hito que suponía su incorporación a la empresa, Josefina Vicente subió al despacho del director provincial para darle las gracias por las gestiones que realizó ante el entonces director general de Correos, quien al recibir la propuesta de contratación que llegaba de Murcia contestó con un lacónico: "¿Y por qué no?".

Ese día era 3 de marzo de 1971 y su fotografía ocupaba la portada del ya desaparecido diario Línea. Dice que todavía no da crédito al revuelo que se formó en su entorno cuando, además del periódico, RNE la entrevistó para el informativo del mediodía y TVE le dedicó una pieza en el telediario de las nueve de la noche.

"Me acuerdo de que mi noticia salió después de otra sobre la Dama de Elche. 'De una dama a otra', dijo el locutor como introducción", repasa divertida esta cartero, que siempre ha defendido la "normalidad" como clave para propiciar cualquier cambio y que, según confiesa, "jamás" se ha sentido discriminada en el trabajo por ser mujer.

En Correos apenas estuvo seis años por su carácter inquieto, dice, pero ese periodo le sirvió para disfrutar de las "vivencias más importantes" de su vida, porque "España era bien diferente" hace ahora 45 años, y un cartero, en una pequeña pedanía como la suya, Los Garres, era el que llevaba al pueblo, y hasta leía, las noticias más trascendentales de los vecinos.

"Me pedían que prepara las papeletas de las elecciones, que les pusiera al corriente de lo que contaba cualquier hijo en el servicio militar y que leyera cartas de amor, incluso", afirma esta mujer, quien tiene grabada en su retina la alegría de los que emigraban a Alemania, que le abrazaban en plena calle cuando les entregaba los contratos de trabajo llegados por carta.

Josefina, que siempre ha leído y escrito mucho, vive ahora con "muchísima" pena el declive de la correspondencia postal y se siente frustrada por no manejar como quisiera las nuevas tecnologías. "Me gustaría ser bloguera, de verdad, porque escribo mucho desde hace años y por internet podría enseñar mis textos a todo el mundo".

"He trabajado muchísimo, he estudiado, leído y viajado; y he hecho también siempre lo que me ha dado la gana, sin darle importancia a nada", asegura desde la casa de madera finlandesa en la que vive, escondida entre limoneros y macetas en un carril de huerta.

Josefina Vicente, que abandonó las cartas para dirigir un centro de formación profesional en Valencia y regresó años después a Murcia para gestionar una residencia de la tercera edad, su verdadera vocación, atribuye el empuje de su carácter a los genes, porque, según recalca, sus padres eran dos personas "impresionantes".

"Yo siempre he sido moderna y lo he vivido todo con normalidad. Para mí fue normal entrar en Correos; llevar los primeros pantalones vaqueros de toda Murcia y conducir cuando ninguna mujer lo hacía", cuenta orgullosa una mujer que a sus cerca de 81 años sigue conduciendo para ir a clase y responde contrariada a la pregunta de si no sería prudente dejar ya el volante.

Como despedida, la primera cartero de España presta el consejo que recibió de su padre cuando cumplió 17 años y que aún sigue a pies juntillas: "Haz lo que quieras porque quieras. Y no te escondas, porque donde te escondas te verán".