Cuando mandó a la UCI al joven Andrés Martínez de un puñetazo, Hristo I., búlgaro afincado en España, tenía dos trabajos en Murcia: como portero de discoteca, para el Grupo Temporáneo, y como auxiliar de control educativo en Las Moreras, para Diagrama. Después del golpe, y de ingresar días después en prisión provisional, lo echaron de los dos. Pero el búlgaro cree que son despidos improcedentes, y pleitea en los tribunales para que le readmitan.

La Ciudad de la Justicia fue escenario ayer de una vista a este respecto, en concreto en la que tiene que ver con el centro de menores. El abogado de Hristo, Pablo Ruiz Palacios, indicó que la empresa ha alegado que el despido es procedente, porque el ´caso 609´ dañó también su imagen.

La defensa del búlgaro subrayó que los hechos no se produjeron en horario laboral y que no es un suceso que tenga que ver con la labor del hombre en el centro, donde son internadas personas menores de edad que previamente han sido condenadas por un delito o una infracción grave. El caso, visto para sentencia.