Los jóvenes que ni estudian ni trabajan, los llamados ´ninis´, han dejado pasar al menos uno de cada cuatro cursos que había programado para ellos el Servicio de Empleo y Formación (SEF) para este curso. Su falta de interés por formarse para poder aspirar a conseguir un empleo ha obligado a anular de momento 60 de los 440 cursos incluidos dentro del Programa de Garantía Juvenil, cuyo objetivo es mejorar la cualificación profesional de los menores de 29 años y ofrecerles la posibilidad de aprender un oficio. Además, hay otros 107 sin planificar, parte de los cuales tampoco llegarán a impartirse, dado que el programa debe terminar el mes próximo para presentar las cuentas en Bruselas, aunque es posible que alguna convocatoria tenga que concluir en septiembre.

De los 440 cursos programados para el primer semestre de 2017, de momento hay 136 acabados o iniciados.

Otros 137 están ya planificados, pero quedan 107 sin cerrar, además de los 60 que ya han sido anulados.

En total estaba previsto que recibieran formación cerca de 5.100 alumnos dentro del programa de Garantía Juvenil, que cuenta este año con una dotación de 6,5 millones de euros.

El director del SEF, Alejandro Zamora, explicó que parte de las convocatorias que aún están sin planificar corresponden a «los últimos módulos» de cursos ya impartidos, por lo que confía en que la mayor parte acaben consiguiendo alumnos y que sea posible cubrir al menos el 75% del programa, pese a las dificultades para encontrar candidatos.

Si se alcanza este porcentaje, quedarán sin impartir como poco 110 cursos de los 440 programados para esta convocatoria, que arrancó a principios de año.

Sin embargo, esta cifra puede aumentar teniendo en cuenta los 107 sin planificar, que deben encontrar alumnos en una época conflictiva par conseguir que los jóvenes que ni estudian ni trabajan vuelvan a las aulas.

El objetivo del programa es proporcionarles la formación necesaria para que puedan aprender un oficio que les facilite su inserción en el mercado laboral e incluso las posibilidades de hacer prácticas en empresas, rompiendo así el aislamiento en el que están sumidos muchos de ellos por carecer de preparación y de experiencia.

El SEF y las organizaciones que se encargan de impartir los cursos han tenido que utilizar grandes dosis de imaginación y desplegar todos los recursos a su alcance para atraer a los posibles alumnos, dado que para poder planificar un curso necesitaban contar con un mínimo de ocho alumnos.

La sorpresa llegó a principios de año, cuando empezaron a programarse los primeros cursos y se abrió el plazo de inscripción en el mes de enero. Pese a las convocatorias dirigidas a los jóvenes inscritos en el programa, no era posible reunir las solicitudes imprescindibles para ponerlos en marcha.

Ni el SEF ni las organizaciones y empresas que intervienen en el programa esperaban que empezaran a quedar convocatorias desiertas, ante el escaso interés que mostraban los ninis por aprovechar la oportunidad de formarse.

El problema de la Administración y de las entidades participantes es que el programa de Garantía Juvenil está financiado por la Unión Europea, que obliga a facilitar los datos sobre los cursos impartidos a finales de julio, por lo que se vieron obligados a buscar a los candidatos contrarreloj para no tener que anular convocatorias.

Por eso, la Federación de Empresarios del Metal (Fremm) dio la voz de alarma a mediados de febrero, ante las dificultades que encontraba para reclutar a los alumnos. Su presidente, Juan Antonio Muñoz, alertó de que habían tenido que aplazar 15 de los 25 cursos previstos en el arranque del programa, porque los jóvenes a los que convocaban para explicarles el abanico de cursos en los que podían inscribirse no respondían a los llamamientos.

La organización empresarial puso en marcha todos los recursos posibles que ofrecen las redes sociales y la aplicación desarrollada por el SEF, denominada ´SEF Móvil´, pero después de enviar 6.000 mensajes para dar a conocer el programa de formación y los plazos de inscripción, solo había conseguido la respuesta de unos pocos destinatarios.

Finalmente, la Fremm ha conseguido cumplir sus previsiones en más del 80%, según indicó su secretario general, Andrés Sánchez. De los 52 cursos programados, solo ha tenido que anular 9.

Estos mismos problemas los han encontrado otras muchas organizaciones, aunque el director general del SEF asegura que el dinero de los cursos anulados no se perderá, sino que podrá invertirse el próximo curso en las nuevas convocatorias que se pongan en marcha.