Es la Primera Comunión y, como es la primera, se merece una gran fiesta. Se trata de una celebración que va mucho más allá del sacramento y en la que muchas familias tiran la casa por la ventana. Vestidos (incluido uno de recambio para las niñas), peluquería, convite, fotografía, animación, mesas dulces o tartas, lista de regalos e, incluso, un viaje o la llegada de la niña en carruaje a las puertas de la iglesia. Al leer todo este catálogo a más de uno le vendrá a la cabeza una boda, pero no, toda esta lista es para la Primera Comunión de los peques. Y es que solo la fiesta puede rondar los 3.000 o 3.500 euros. Evidentemente, todo depende del número de invitados y de todos los extras que se quieran añadir para que la niña o el niño pueda tener un gran día inolvidable. La realidad es que las comuniones cada vez se están sofisticando más y ya no se preparan con unas semanas de antelación. Son muchas las familias que empiezan a planificar el evento un año antes aunque la gran mayoría se pone manos a la obra unos cinco o seis meses antes del gran día.

Vestuario

Lo primero es el vestuario. La responsable de la sección de Primera Comunión de El Corte Inglés, Pilar Riera, explica que después de Reyes, las familias se ponen a buscar el vestido que lucirán en su Comunión. El precio es variable. Para ellas, el más económico puede rondar los 150 euros mientras que el más sofisticado sube a unos 600. Dominan los crudos y el blanco roto aunque la novedad de este año han sido los de aire medieval. En esta campaña también se han llevado los pantalones para ellas y los vestidos más cortos aunque siguen dominando los tradicionales.

En este apartado hay que sumar los zapatos y los complementos para el pelo. Y signo de la recuperación económica es que, por primera vez, ha subido el gasto destinado a esta celebración. «Se nota que hay un repunte de la Comunión clásica», remarca la responsable. La experta confirma las similitudes con una boda. «Hay mamás que están más nerviosas para elegir el traje de la niña que el día de su casamiento», compara Riera que confirma que otra tendencia, en el caso de las pequeñas, es llevarse un segundo traje para que puedan jugar cómodas en la fiesta posterior al convite.

Para los niños el presupuesto es inferior ya que predominan los conjuntos de pantalón, camisa y chaleco que ascienden a unos 100 euros. Se optan por tejidos naturales como el hilo o el algodón. Los que aún tengan la ilusión de ir de marineros o almirantes, de cada vez menos, destinarán un poco más de dinero, unos 300 euros.

Elegido el vestido, toca pensar en cada detalle de la fiesta. En este apartado, el gasto se puede disparar y son muchas las familias que tiran la casa por la ventana. El restaurante se suele reservar como mínimo con cuatro o cinco meses de antelación pero en algunos casos los más previsores guardan el día un año antes. Los menús para los adultos rondan entre los 30 y los 40 euros mientras que los infantiles cuestan entre 17 y 20 euros. Con el menú y el restaurante elegido, toca engalanar las mesas y organizar la fiesta posterior para que los protagonistas del gran día se lo pasen en grande. El photocall y la decoración de las mesas rondan los 250 euros. Para la tarta de chuches se pueden reservar entre 100 y 150 euros más, depende de lo grande que la desee el protagonista. También están de moda las mesas dulces, repletas de tartas, golosinas, cupcakes y galletas.

Castillos hinchables, animación o magia infantil suelen ser las opciones que barajan los padres para que los niños puedan divertirse en esta fiesta. Dos horas de animación pueden costar unos 350 euros mientras que si se prefiere la magia para entretener e ilusionar a los invitados el presupuesto ronda entre los 350 y los 500 euros, todo depende del show. El Mago Felix lleva con su sombrero, su varita y su baraja más de 15 años actuando en comuniones. Admite que es uno de los espectáculos infantiles con tarifas más elevadas dentro del mundo de la magia. Y es que muchos magos coinciden en que «la magia infantil es una de las ramas más difíciles» porque un buen mago infantil debe contener al 100% de los niños durante todo el espectáculo. Los de magos son uno de los espectáculos más solicitados y la razón es sencilla: «La magia es el arte del asombro que gusta tanto a niños como a adultos. Al ser un show apto para todos los invitados, es una opción ideal para los padres». En algunos pueblos, si son unos cuantos niños que coinciden en el mismo restaurante, los padres suelen ponerse de acuerdo para compartir los gastos comunes como la decoración, la animación y las mesas dulces. En este mundo de la Primera Comunión no hay que olvidar al fotógrafo encargado de inmortalizar este festín. Para muchos profesionales es, junto a las bodas, uno de los momentos del año con más negocio. Las sesiones rondan entre los 300 y los mil euros, depende de lo solicitado por las familias. A toda esta lista no hay que olvidar la peluquería o las flores de la iglesia.

En cuanto a los regalos, en las listas hay de todo: tabletas, iPads, videojuegos, alguna bicicleta o patinete, algún que otro reloj o una joya, aunque los regalos estrella son los tecnológicos o las aportaciones para el viaje a Eurodisney o a parques temáticos, algo que ya dispara mucho más el presupuesto inicial de 3.000 euros.

En juego, los futuros consumidores

Desde Consumur nos avisan semanas antes de que lleguen estas fechas de las precauciones que hay que tomar para evitar sustos, ya sea con las compras o con las celebraciones, pero donde hacen mucho hincapié es en los valores que estamos transmitiendo a los pequeños, que serán los consumidores del futuro. El psicólogo Pepe Martínez, del equipo de la Asociación Consumur, asegura que «los padres son los verdaderos culpables al no entender el significado de esta celebración y llegar a desvirtuarla». Y afirma que se cometen tres errores: el económico, el psicológico y el ético. El error económico por «la desmesura y el desmadre consumista, ya que parece que hay una competición para ver quién hace la celebración más disparatada, llegando a usar carruajes, limusinas y viajes al extranjero», llegando en algunos casos las familias a pedir préstamos para cubrir los gastos. En la faceta psicológica considera que «estamos haciendo daño a nuestros hijos» al colocarlos en situaciones y experiencias para las que no están preparados y con las que pierden la perspectiva. Y, por último, el error ético, enseñándoles unos valores equivocados basados en el ‘todo vale’ y el consumismo. Martínez dice que con todo este envoltorio la ceremonia de la Primera Comunión llega a extraviar el significado por completo y «perdemos la oportunidad para educarlos como futuros consumidores responsables». Por ello, incluso recomienda a los padres que busquen regalos solidarios o que destinen algún porcentaje de los detalles que se regalan a un proyecto de ONG’s, aprovechando la celebración como un acto educativo.