¿Que duro dejar la Alcaldía de Lorca, teniendo en cuenta que era dejar la ‘comodidad’ de un mundo que conocía muy bien?

Ha sido difícil dejar la Alcaldía. Siempre he estado en la política municipal, que es la política de primera fila, la de la trinchera, la que está más cerca del ciudadano; a mí me gusta estar en contacto directo con la gente. Y la he disfrutado, aunque también la he sufrido, pues la política municipal es muy sufrida e intensa y el ciudadano incluso va a buscarte a casa para exponerte sus problemas. Y dieciocho años al servicio de lo municipal cuesta mucho dejarlos atrás. Además, yo soy hombre de equipo; he estado muy unido como mi equipo municipal y del partido en Lorca, y de esto también es difícil desprenderse. Pero al fin y al cabo, en política se está para servir y debes ir allá donde puedas ser útil.

Usted fue uno de los nombres que más sonaron como posible sustituto de Pedro Antonio Sánchez en la presidencia del Gobierno regional. ¿Qué pasó al final?

Como sustitutos podíamos ser cualquiera de los 22 diputados del PP en la Asamblea Regional. Se habló de mí y de otros, incluso alcaldes. En estas situaciones siempre funcionan las quinielas y al final se toma una decisión. En esta ocasión ha sido la más adecuada, porque Fernando López Miras es un hombre joven con mucha experiencia política e incluso de gestión. Yo lo conozco muchísimo porque ‘nació’ en el PP de Lorca y ha sido presidente de Nuevas Generaciones del partido, y sé que el partido no se ha equivocado en la elección.

Pensaría en ese momento, ‘uf menos mal, me he librado de una buena’... Pero, a cambio tiene Agricultura.

Yo no diría ‘me he librado’ en absoluto. Al contrario, ahora estoy recargándome de ilusión. Cierto es que me toca una tarea, un empeño muy difícil, pues el presidente me ha transmitido la prioridad absoluta de este Gobierno por conseguir agua, la solución definitiva a su falta, y sé de la dificultad. Pero en mi experiencia política y vital está asumir retos muy difíciles y hacerlo pegado al ciudadano; en esta ocasión, al lado de los agricultores. Pero tenemos que lograrlo desde la unidad absoluta: defender ese gran Pacto Nacional del Agua, que es el objetivo final y definitivo.

Sinceramente, ¿usted cree que, tal y como está el panorama político español, se puede lograr ese pacto para transferir agua de donde sobra a donde falta en esta legislatura?

Difícilmente se puede trabajar con convencimiento en algo que no crees. Por tanto, sí creo que es posible y voy a trabajar con ello. Sé que es muy difícil pero se puede conseguir y las pautas las tengo claras. Y una de ellas es la unidad, que es fundamental. La Región de Murcia debe tener una única voz. Y creo que la hemos conseguido, con todos los sectores de la agricultura unidos. Y ahora debemos lograr la política, que también creo que va a ser posible. A partir de aquí, el diálogo, el consenso, la negociación. Y en eso yo tengo fama de ser martillo pilón, de agua fina que al final moja. La etapa de la confrontación política en el tema del agua es algo que está gastado y no sirve.

Eso habrá que decírselo a otras comunidades autónomas...

Con argumentos cargados de razones se puede lograr. Hay que hacer un frente común con las comunidades autónomas vecinas, incluso con Castilla-La Mancha; defender el Tajo, absolutamente, pues uno de los principios fundamentales es redotarlo. Y nadie puede negar que hay agua suficiente en España para todos. Pero hay que repartirla bien, y es un principio de justicia social que recoge además la Constitución, la solidaridad territorial.

¿Pero cómo convencer de llevar a cabo nuevas obras hidráulicas, como el acueducto del Tajo, si no hay dinero, además de los impactos ambientales?

Los trasvases son irrenunciables para el Gobierno regional pues es la solución definitiva. Lo demás son complementos, como la desalación, la reutilización de las aguas depuradas, la eficiencia en el uso del agua. Tenemos un sector hortofrutícola muy importante, altamente competitivo tanto para la Región como para toda España por lo que aporta al Producto Interior Bruto a través de las exportaciones, que han alcanzado los 747 millones en el primer trimestre de 2017. Y, como creemos en eso, lo defendemos. Y por supuesto, dar a las regiones cedentes, a cambio, lo que necesitan, como infraestructuras. El Gobierno de España está dispuesto a hacerlo.

No parece que sea para esta legislatura.

Es pronto para hablar de tiempos, aunque lo entiendo dada la situación de emergencia en la que estamos. Pero hay que tomarse el tiempo necesario para llevar a cabo estas conversaciones y política de concertación.

Antes ha hablado de la necesidad de que haya una voz única y una unión total del sector a la hora de pedir agua. Pero últimamente parece que se estaba diluyendo. ¿Cree que se ha logrado reconducir la situación?

He tenido ya la oportunidad de reunirme con representantes de todo el sector y puedo decir que está unido. Y se pudo constatar en la reunión de la Mesa del Agua que presidió Fernando López Miras. Y creo que será fácil, repito, lograr la política. Porque lo que no podemos es intentar solucionar por la vía de urgencia la falta de agua.

¿Fue para usted un alivio saber que aunque llevaría las riendas del agua y la agricultura, no las de medio ambiente?

Alivio no, en absoluto. No sé si es vicio o virtud pero soy una persona a la que le atraen los retos difíciles. Cuando se me han presentado nunca he tratado de rodearlos ni de darles las espalda. Siempre he ido de frente. Pero creo que esta disociación ha sido acertada pues de lo que se trata es de potenciar la estructura de funcionamiento de medio ambiente. Y eso lo compaginamos con una coordinación absoluta dentro del Consejo de Gobierno, porque el medio ambiente es un tema transversal.

Ante la falta de agua, ¿no sería necesario frenar el crecimiento de los regadíos?

No tiene sentido crear nuevas zonas de cultivo sin tener el agua garantizada. Aun así, en estos momentos lo principal es legalizar todos aquellos regadíos ya consolidados, que llevan años en marcha. Ya se hizo en Lorca, por ejemplo.

Pero se siguen poniendo tierras en explotación donde sólo había matorrales.

Para poner una nueva zona en regadío se deben hacer evaluaciones medioambientales y acreditar de dónde sale el agua y que es utilizable para regadío. Y esa competencia es del Ministerio. Debemos ser conscientes de que hay que seguir esa normativa, para asegurar que nuestra agricultura es sostenible; tener todas las garantías de que preservamos el medio ambiente al mismo tiempo que explotamos la tierra, porque si no nos estaríamos equivocando.

¿Y planificar mejor las producciones para ajustar la oferta a la demanda?

Eso sí sería competencia nuestra. Aunque vivimos en un libre mercado y éste se regula a sí mismo, la Administración tiene el deber de colaborar en todo este proceso, para regular los precios, para que las producciones se adecuen a las necesidades de los mercados, etc. y para eso sí hay una Dirección General. Es la que vigila y está en permanente contacto con los productores y exportadores para llevar a cabo esta regulación.

Con la situación actual de falta de recursos, los que se puedan ‘arañar’ ¿deben dedicarse sobre todo a salvar el arbolado o a los cultivos hortícolas?

Es muy complicado y en esta Consejería hay técnicos especializados para analizarlo y luego llegar a acuerdos con los regantes, que son los que al final se regulan a sí mismos. Es cierto que un árbol que se seca, se planta uno nuevo pero no está en plena producción hasta pasados diez años. Sin embargo, en el caso de los productos hortícolas, aunque sólo hablemos de la pérdida de esa cosecha, hay que tener en cuenta que se pierde un mercado, y recuperarlo cuesta mucho trabajo. Por lo tanto, antes de tomar una decisión hay que barajar todas estas variables. Ellos son los que lo tienen que valorar.

¿Habrá prórroga del decreto de sequía?

Sí, en el Ministerio lo tienen claro. E incluso implementar las medidas adicionales que sean necesarias, porque la situación es más grave que cuando se aprobó el que está en vigor. Esta sequía es una de las más extremas en muchos años.

¿Qué razones le dio la directora general del Agua por el retraso de la apertura de los pozos del Sinclinal de Calasparra, que tan insistentes reclaman los regantes?

Es una prioridad absoluta del Ministerio aprobarlo en el plazo más breve posible. Pero ella me explicó que es necesario antes hacer un informe ambiental sobre la situación actual del acuífero, tras haber sido explotado durante dos años por la vía de emergencia, lo que evitó el estudio. Dada la situación de sequía quieren ver cómo está para no perjudicarlo, ni al conjunto hidrológico de la cuenca del Segura. Para no hacerlo a ciegas.