Comunicación para evitar una desgracia. No callarse. Hacer frente al enemigo invisible, la soledad, con el diálogo como arma. Y no tener miedo a acudir al psicólogo si es necesario. Fuensanta Cerezo, profesora titular de Psicología Evolutiva y de la Educación en la UMU, charla con LA OPINIÓN al respecto.

¿Dónde está el origen, la causa, de este repunte de intentonas de suicidio en menores?

No hay una causa única. Si la hubiera, sería fácil solucionarlo. Especialmente, hay que pensar que en la adolescencia todo se tambalea. Y salen estos juegos de rol, como la Ballena Azul, en los que te juegas la vida, y se dan situaciones en las que el riesgo no se mide. Es hacer. Y ya está.

¿No hay una reflexión previa?

Los riesgos no se meditan. Los adolescentes dan el paso de jugar sin reflexión. Los adolescentes son muy impulsivos: no calculan el riesgo que sufren. Sólo cuenta el subidón de adrenalina y el reafirmarse como alguien capaz de hacer lo que sea.

¿Por una especie de aceptación en el grupo, de demostrar valentía o algo así?

Sí. Cuando entran en esa dinámica del riesgo, es como una adicción. Como los adultos que tienen adicción a las tragaperras y se gastan el sueldo de un mes.

Detrás de cada menor de edad que piensa en suicidarse, ¿hay siempre un trastorno?

No necesariamente. Lo que sí hay es un denominador común: la soledad. Aunque están rodeados de compañeros, o de familiares, estos chicos están solos. En redes sociales, en Internet, encuentran el apoyo que no encuentran en el trato directo. Se esconden detrás de una pantalla o se inventan un perfil, que nada tiene que ver con la realidad. Y es preocupante, porque entran en una dinámica muy peligrosa.

Durante mucho tiempo se ha defendido que no han de visibilizarse los suicidios, por temor a un efecto llamada. ¿Es importante hablar de ellos, con el fin de prevenirlos?

Si el efecto llamada es un riesgo, aún es un riesgo mayor el no hablar de las causas que han llevado a un niño a quitarse la vida. El problema está en ocultar esos problemas de soledad.

¿Defiende que, hablando sobre ello, se podrían evitar otros suicidios?

Seguro. Con mucho tiento y respeto. Y tendríamos que estar más cerca de los chavales. Más en la adolescencia. La adolescencia es una etapa en la que tú crees en algo a pies juntillas, nadie te lo puede rebatir. pero, a la vez, dudas de todo. Dudas de todo y tus creencias son inamovibles.

Además de en adolescentes, se están dando casos en personas muy jóvenes, incluso de 10 años...

A veces los adultos queremos que los niños se hagan adultos antes de tiempo. Se lo exigimos. Fíjate en los programas de televisión. La ropa que llevan los niños. ¡Si son como adultos pequeños!