Las cifras son abrumadoras: 15.000 alumnos -algo menos que la población de Los Alcázares- son los ´clientes´ diarios de los comedores escolares de los 211 colegios públicos de la Región de Murcia que ofrecen este servicio a sus estudiantes. De ellos, 143 tienen cocina propia en el centro y los 68 restantes cuentan con servicio de catering externo, es decir, que el menú lo cocinan fuera y lo llevan al centro a la hora del almuerzo.

Todos se rigen por el Plan de Calidad de Comedores Escolares elaborado por la Consejería de Educación, Juventud y Deportes, que marca las pautas y recomendaciones específicas para mejorar el servicio ofrecido, tanto en materias puramente alimenticias y de hábitos de higiene, como en la consideración del comedor escolar como un espacio educativo y de salud escolar. «Esto permite programar objetivos, desarrollar contenidos y fomentar actitudes de Educación para la Salud», explica la consejera, Adela Martínez-Cachá.

Además de los centros públicos, a este plan se han adherido hasta ahora 73 comedores de colegios concertados. En su diseño han participado nutricionistas e investigadores de la Universidad de Murcia, entre ellos el catedrático de Fisiología Salvador Zamora, y analiza el menú mensual en los colegios y escuelas infantiles. También involucra directamente a todas las empresas adjudicatarias del servicio ofertado por la Consejería de Educación.

De igual modo, se incluyen una serie de protocolos a seguir en el momento de preparar o servir la comida, retirarla, manipular los alimentos, además de precauciones o medidas higiénico-sanitarias que debe tomar todo el personal vinculado con la alimentación de los escolares en los comedores de red de centros educativos.

Tres décadas dando de comer

Antonia Navarro es la propietaria del catering que lleva su mismo nombre. Lleva 20 años trabajando con colegios y diez más dando de comer como profesión. «Comencé a cocinar en una fonda que tenían mis padres en La Hoya (Lorca); un día oí que había un concurso para llevar la cocina de un colegio y me presenté. Lo gané. Empezamos dos cocineras y yo», explica entre los fogones del colegio público María Maroto de Murcia, muy «arregladita» porque el centro recibía ese día la visita de la consejera Martínez-Cachá. Actualmente, el Catering Antonia Navarro da servicio a 78 centros escolares de toda la Región y tiene 480 trabajadores a su cargo, entre cocineras y monitores de comedor. Sus dos hijos también trabajan con ella.

«Yo sigo haciendo lo mismo que cuando empecé, lo mismo me pongo a cocinar que superviso lo que se está haciendo», explica, y añade que «disfruto mucho haciéndolo, pero reconozco que es mucha responsabilidad».

Otilia Estevez sí que no se quita el uniforme pese a la ilustre visita. Lleva trabajando con Antonia 12 años, nueve de ellos en el María Maroto. «A mí me encanta la cocina, y cuando me pongo a guisar lo hago igual que cuando lo hago para mi familia, aunque reconozco que cada vez me cuesta más cocinar para poca gente», sonríe.

Explica que todos los productos con los que trabaja son frescos, «nos los traen directamente del mercado», salvo el pescado, que es congelado. «Y no lo debemos hacer tan mal cuando a veces vienen madres a comer y se van encantadas», afirma.

Tiene más de 200 comensales diarios y ya sabe los platos preferidos de los alumnos: «Les gusta mucho la tilapia, el arroz amarillo, el puré de verduras, del que hasta las madres me piden la receta, y el pollo con las patatas fritas». Y ojo, dice, «que vienen inspectores a controlarnos».

Los menús, de dieta mediterránea

Todos los centros de Educación Infantil y Primaria de la Región públicos, y algunos concertados, que tienen comedor, están adheridos al Plan de Calidad de Comedores Escolares elaborado por la Consejería de Educación y que se puso en marcha en en el curso 2014/2015.

En estos comedores se impone la dieta mediterránea, por ser la nuestra y la más completa. Un menú tipo: para desayuno, tostada con tomate y aceite o mermelada; zumo y vaso de leche, que, en otras ocasiones se alterna con cereales y fruta en lugar de zumo. El bizcocho casero también tiene cabida. Para la comida, guiso con magra y costillejas; ensalada y queso fresco y fruta.

En general, los menores comen también legumbres (lentejas guisadas con arroz y verduras), y guisos como estofado de ternera o fideuá de pescado como plato principal, acompañados de ensalada de distintos tipos, postre, bien fruta o yogurt, y pan blanco o integral.

«Con este plan, y a través de la comida, queremos formar a los alumnos en hábitos de alimentación saludables», apunta la consejera de Educación, Adela Martínez-Cachá.