Las prisas suelen ser malas consejeras. Y lo que ha ocurrido con la remodelación relámpago del Gobierno de la Comunidad Autónoma, encabezada por su nuevo presidente, no está exenta de errores que, se supone, van a tener que ser subsanados tras una lectura más sosegada. O al menos, errores parecen.

Aquí va un ejemplo, constatable en el BORM de ayer, de mayo: Los decretos 71 y 72 de 17 de mayo de 2017, por los que se establecen los órganos directivos de la Consejería de Empleo, Universidades y Empresa y de la Consejería de Educación, Juventud y Deportes, respectivamente, asumen en sus artículos 7 las competencias en enseñanzas artísticas superiores. En el primer caso dentro de la Dirección General de Universidades e Investigación; y en el segundo en la Dirección General de Formación Profesional y Enseñanzas de Régimen Especial.

El dilema de los directivos de la Escuela Superior de Diseño, de la de Arte Dramático y del Conservatorio Superior de Música -tres centros afectados- es evidente. ¿A cuál de las dos direcciones generales deben dirigirse en caso de necesitarlo? ¿Es su interlocutor Juan Monzó o Sergio López?

«Esto denota que se ha hecho todo con muchas prisas y poco cuidado», lamentan desde Arte Dramático.

Estas enseñanzas entienden que en realidad se mueven entre dos aguas, puesto que desde el punto de vista de organización pueden estar más cerca de Universidades, si bien a efectos prácticos es a Educación donde pertenecen -por todo lo que tiene que ver con el profesorado-.

En cualquier caso, lo que no quieren es no saber dónde pertenecen. «Esperemos que se aclaren, y nos lo aclaren, cuanto antes», comentan.