La crisis política e institucional que ha vivido la Región en los dos últimos meses llegó ayer a su fin con la elección de Fernando López Miras como presidente de la Comunidad Autónoma, en sustitución de Pedro Antonio Sánchez, obligado a dimitir por las investigaciones judiciales que se le abrieron.

El PP consigue así retener el Gobierno, que se vio amenazado por una moción de censura que presentó el PSOE, y logra además que su presidente regional continúe en la Asamblea como diputado. Sin embargo, ya no cuenta con un acuerdo firmado con Ciudadanos, su socio preferente, por lo que tendrá que sudar para sacar adelante en el Parlamento cualquier iniciativa que ponga en marcha desde el Ejecutivo. No obstante, se quita de encima la obligación de hacer dimitir a aquellos cargos públicos que sean investigados por los juzgados.

Fernando López Miras, el presidente más joven de España, superó la investidura por mayoría simple, gracias a los 22 votos del Grupo Popular y a la abstención de los cuatro diputados de Ciudadanos, que le permitieron superar los 19 votos en contra de PSOE y Podemos. Tomará posesión el próximo miércoles a las 10.30 horas en el Palacio de San Esteban, una vez que el Boletín Oficial del Estado (BOE) haya publicado su nombramiento por parte del rey Felipe VI. Al acto asistirá la vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, según confirmaron fuentes del PP. Ese mismo día anunciará su Gobierno, cuyos consejeros tomarán posesión, previsiblemente, el día siguiente. No se prevén muchos cambios en el Ejecutivo, aunque el nuevo presidente dejará su impronta personal con algunos retoques.

La elección de Fernando López Miras se produjo tras un breve debate en el que el candidato reiteró las líneas generales de su discurso de investidura del pasado jueves, reivindicando de nuevo la reforma del sistema de financiación autonómica «porque no voy a permitir que un murciano sea menos que cualquier otro ciudadano de España».

También señaló que su prioridad será la rebaja fiscal, «porque a menos impuestos, más empleo», y afirmó que no será «un presidente protagonista», reservando ese papel «al millón y medio de murcianos». Explicó que será «prudente y responsable» y tendió la mano de nuevo a la oposición, especialmente al grupo Ciudadanos. «Servir a la Región y ser útil a los murcianos será lo mejor que haga en mi vida», señaló el presidente electo de la Región. Reiteró que la regeneración de la Bahía Portman, el nuevo Aeropuerto de Corvera, el Gorguel, el Corredor Mediterráneo, la defensa de la agricultura, la libertad de los padres de elegir la enseñanza que quieren para sus hijos, el apoyo a la sanidad o la transparencia y el diálogo en la toma de decisiones serán las marcas de su etapa en el Ejecutivo regional. Sobre el Mar Menor, para el que creará una dirección general específica, apuntó que «no es un problema de los últimos diez años ni siquiera del Partido Popular, pero lo que sí aseguro es que se solucionará con un Gobierno del PP».

Una vez investido, en un breve contacto con los medios de comunicación asistentes al debate, el presidente electo señaló que se «desvivirá» por la Región de Murcia en esta nueva etapa, insistiendo en que tiene por delante «25 meses de reformas». Aseguró que no entrará demasiado en la lucha política con la oposición. «Ellos se descalifican por sí mismos, lo que los murcianos comprobarán». Confirmó que su prioridad será el diálogo con Ciudadanos, «porque es el partido con el que más coincidencias tenemos»

El presidente electo le puso más énfasis a su discurso que el pasado jueves, cuando recibió críticas por su tono. Recibió en varias ocasiones el aplauso entusiasta de la bancada popular. Al comunicar la presidenta de la Asamblea el resultado de la votación, se fundió en un abrazo con su antecesor, Pedro Antonio Sánchez, que se sentaba en el escaño contiguo.