La directiva marco del Agua y las Aguas subterráneas 2000/60/CE deja bien claro el camino a seguir en el caso de la sobreexplotación de los acuíferos: Todas aquellas masas de agua que en 2027 no alcancen los niveles óptimos de explotación deben dejar de ser ´pinchadas´. O lo que es lo mismo, se deben cerrar esos grifos.

A diez años vista, que puede parecer una eternidad pero que sabemos de hecho que está a la vuelta de la esquina, la actividad sobre los acuíferos sobreexplotados de la cuenca del Segura va a tener que cesar, salvo que ocurra un milagro meteorológico o político. En el primero de los casos en forma de lluvias constantes e incluso abundantes que las recarguen de forma natural; y en el segundo, en forma de Pacto Nacional del Agua (antes conocido como Plan Hidrológico Nacional) que traiga más recursos de fuera de la cuenca que permitan dejar de utilizar las exhaustas masas.

En la cuenca del Segura hay catalogados 63 acuíferos, 17 en buen estado. Así, estamos hablando de casi medio centenar que están afectados por la sobreexplotación. La cantidad de recursos que debería dejar de extraerse para alcanzar su buen estado es de 200 hectómetros cúbicos, según los cálculos de la Confederación Hidrográfica del Segura. Es decir, la mitad de lo que, sobre el papel, debería llegar cada año desde la cabecera del Tajo para regar (430 hm3), y, de hecho, más de lo que el Trasvase envió el año hidrológico pasado para riego (164,7 hm3), un año de intensa sequía, como está siendo el actual.

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Un estudio publicado hace aproximadamente un año en la revista científica Science of the Total Environment del profesor Emilio Custodio Gimena (Universidad Politécnica de Cataluña), cifraba el bombeo actual en los acuíferos sobreexplotados en unos 460 hm3/año, frente a unos recursos de unos 110 hm3/año, por lo que sobreexplotación resultante estaría en torno a unos 350 hm3/año, es decir, 150 hm3 más que lo fijado por el organismo de cuenca.

Dicha publicación actualizaba, a su vez, los datos presentados en febrero de 2015 en el libro Sobreexplotación de acuíferos en la cuenca del Segura. Evaluación y perspectivas, auspiciado por la Fundación Instituto Euromediterráneo del Agua, coordinado por Melchor Senent Alonso (Universidad de Murcia), y por José Luis García Aróstegui, en calidad de científico titular del Instituto Geológico y Minero de España, y profesor asociado de la Universidad de Murcia.

«La cifra es mayor que la que figura en el plan de cuenca porque consideramos que la explotación por bombeo es superior, y contemplamos los acuíferos intercuenca en su totalidad», explica García.

El científico comenta que en el último medio siglo el volumen de reservas de los acuíferos vaciado debe superar los 13.000 hm3, «lo que significa, para hacerse una idea, que se han consumido unos 20 embalses del Cenajo y La Fuensanta juntos, o unas 22 veces el Mar Menor, o una cifra similar a todas las transferencias del Tajo-Segura efectuados desde el inicio del Trasvase».

Este ritmo se refleja en descensos de los niveles que en algunos casos extremos llegan a superar los 10 metros/año con descensos acumulados de hasta 500 metros. Sin embargo, el científico apunta que no hay riesgo de «colapso» general del sistema, sino de casos concretos.

En cuanto a la posibilidad de su recuperación cuantitativa, el científico argumenta que «a nivel general no es realista; sólo sería planteable a muy largo plazo y, por supuesto, resulta imposible alcanzarla en 2027».

Si a algún sector va a afectar especialmente este sellado, por tanto, va a ser al agrícola, ya que el uso intensivo de los acuíferos ha servido para asegurar, y en algunos casos incluso ampliar, la superficie de regadío en la cuenca del Segura.

Y son las zonas más secas (como el Altiplano, todo el centro de la Región, el Campo de Cartagena y el Valle del Guadalentín y Águilas) las que se verán más tocadas. Sólo se libra el Noroeste.

Estado global de las masas subterráneas: (sigue leyendo después de la imagen)

El actual Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura (2015/2021) recuerda que conforme a la normativa europea, no puede retrasarse más de dos ciclos de planeamiento hidrológico el objetivo de alcanzar su buen estado cuantitativo. En la actualidad estamos en el periodo 2015/21, por lo que no puede llegar más allá de finales del siguiente (2021/2027). Y el plan de cuenca se remite al PHN para lograr ese objetivo. E incluye en el capítulo de objetivos medioambientales el calendario de reducción de la sobreexplotación por masa de agua subterránea: una a una las sesenta y tres.

Pero tal vez para curarse en salud, dada la precariedad de recursos de la cuenca, el hecho es que en el PH de la demarcación del Segura se incluye un apunte: «Podrá admitirse el incumplimiento temporal de los objetivos ambientales previstos como consecuencia del deterioro temporal del estado de las masas de agua cuando, de acuerdo con el artículo 38.1 del Reglamento de la Planificación Hidrológica, dicho deterioro se deba a causas naturales o de fuerza mayor, que sean excepcionales, o no hayan podido preverse razonablemente».

Los agricultores, inmersos en el segundo año de sequía, no tienen ninguna duda de que la Confederación sellará los acuíferos sobreexplotados, «como no puede ser de otra manera por mandato de la Unión Europea; es más, las normativas europeas se endurecerán más primando la protección del medio ambiente», destaca Lucas Jiménez, presidente del sindicato de los regantes del Trasvase Tajo-Segura. «Por eso, ante los cierres de pozos solo nos queda la reducción de las concesiones de agua o el recorte de los perímetros de riego».

Además, tienen claro que la evolución del cambio climático presenta un escenario más sombrío aún, ya que no traerá más lluvias al sureste. «Estamos abocados a años de más penuria», lamenta el presidente del Scrats, y aprovecha para apuntar que la alternativa del agua desalada no les sirve, ni por costes ni por calidad. «Sólo quiero poner un ejemplo: Para lograr solucionar el déficit de agua que tenemos, necesitaríamos 8 plantas como la desaladora de Torrevieja, que produce al año 40 hm³», explica.

Recuperación: Ascoy-Sopalmo necesitaría varios siglos

Vaciado. El experto en masas subterráneas explica que en algunos casos, como el acuífero Ascoy-Sopalmo, el volumen de vaciado es tal, que si igualásemos el bombeo a los recursos se necesitarían siglos para su recuperación. «Esta equiparación de recursos a las salidas exigirá disponer de nuevos recursos o reducir las demandas pero la situación es ya insoportable», comenta. En cuanto a otras masas de agua subterráneas, considera que determinados acuíferos sí que podrán ser recuperados «pero tendrá repercusiones importantes en la agricultura de regadío». Además, apunta que las aguas subterráneas también juegan un papel esencial en la degradación del Mar Menor por la estrecha relación del acuífero Cuaternario con la laguna costera. De hecho, en un estudio realizado recientemente por el experto, alrededor de 68 hm3 de agua al año entrarían a la laguna procedente de esta masa subterránea, una cantidad muy superior a los entre 8 y 12 que se calcula llegan en superficie.