La violencia en el fútbol base ha cobrado actualidad en los últimos tiempos tras la pelea multitudinaria que tuvo lugar a medidados de marzo en la localidad balear de Alaró, cuando se produjo una batalla campal entre padres en un partido de infantiles que se jugaba entre el equipo local y el Collerense. Las imágenes de la reyerta fueron grabadas por un asistente al partido en un teléfono móvil y difundidas por las redes sociales, lo que dio más transcendencia al asunto y puso el problema de la violencia en el deporte infantil en el punto de mira. Hay diligencias previas abiertas en un juzgado de Mallorca por la pelea.

También en Canarias, durante un encuentro de fútbol de juveniles, entre los equipos UD Telde y la UD Guía, dos padres de jugadores rivales se enfrentaron a puñetazos en la gradas del estadio, que acabó con uno de ellos ingresado en un hospital e intervenido quirúrgicamente por las heridas que sufrió en un ojo.