Instituciones elitistas, anacrónicas y obsoletas, de poca utilidad social y con una falta importante en la búsqueda de mecanismos que puedan modernizarlas. Así es la percepción que tiene la sociedad de las Academias Científicas y Culturales de la Región de Murcia según sus propios presidentes, una visión escasa que arrincona a los interesados por las actividades de estas entidades a un minoritario sector poblacional, obviando así el alto conocimiento que tienen en sus respectivas materias. «Para ser reconocidas como instituciones, primero debemos ser conocidas», reconoce Manuel Clavel-Sainz, presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia.

En total, la Región acoge a cuatro Reales Academias y tres Academias, que tienen como función principal la divulgación de contenido científico, artístico y cultural que se crea tanto dentro como fuera de la Comunidad. Para obtener el título de Real Academia, éstas deben estar integradas en el Instituto de España, órgano institucional que regula y controla este tipo de entidades a nivel nacional.

Relegadas a un segundo papel en el primer cuarto del Siglo XX, resultando protagonistas las universidades como grandes centros de investigación, las Academias se enfrentan ahora a una serie de retos que comienzan por hacer frente a la baja tasa de reposición, es decir, sus miembros envejecen y la renovación es lenta y, en ocasiones, no llega a rejuvenecer ni un poco la institución. Incluso dentro del sector profesional al que van dirigidos hay desconocimiento de su existencia, como admite Clavel-Sainz, ya que en ocasiones confunden la entidad que preside con el Colegio de Médicos de la Región.

Enfrentadas a un avance abismal de los medios tecnológicos, que en muchas ocasiones, por el desconocimiento de sus miembros en este campo, no saben hacerle frente, las Academias buscan repensar el papel de sus centros, ya que en muchas ocasiones no poseen ni sede física, o la han tenido que abandonar ante la falta de recursos económicos que poseen, ya que solo reciben una subvención de la consejería de Educación, de la que dependen. «Malamente llega esta ayuda a cubrir las necesidades básicas», admiten algunas de estas entidades. Existen variedad de opiniones respecto a si las academias están valoradas por su función en la sociedad del conocimiento desde las Administraciones regionales, pero si tienen claro que a nivel de subvenciones no lo están. «Estamos obligados a buscar mecenazgo privado ya que, rotundamente, no nos prestan la suficiente atención en este aspecto».

Escasa presencia de la mujer

Desafortunadamente, como admiten los presidentes de las Academias murcianas, éstas tienen todavía una deuda pendiente con la igualdad de género. Sólo una de las siete academias tiene como presidenta a una mujer. Isabel Tovar es quien dirige la Academia de Farmacia ´Santa María de España´, donde la mitad de sus miembros son mujeres. «En este aspecto lo hemos hecho bien, pero tenemos mucho que avanzar todavía», admite Tovar. Las mujeres en las Academias regionales representan un escaso porcentaje.