Con la llegada de la Semana Santa, los días más largos y el comienzo de unos merecidos días de descanso, se multiplican los desplazamientos en coche y, como consecuencia, también se pueden incrementar el número de accidentes, muchos de ellos podrían estar debidos a problemas visuales sin corregir del propio conductor.

Al igual que se comprueba el estado del vehículo antes de viajar, se debe hacer lo mismo con la visión, sobre todo si se utiliza corrección visual y/o superamos los 45 años de edad. Sin embargo, «el 46% de los automovilistas no revisa su visión anualmente, aumentando, por tanto, el riesgo de sufrir accidentes de tráfico. Acudir a revisiones visuales al menos una vez año, en lugar de esperar a la renovación del permiso de conducción, constituye una medida de prevención de accidentes», concluye Ana Belén Almaida, presidenta del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de la Región de Murcia.

Además de los factores de riesgo que más influyen en la calidad de visión de los conductores, como la edad, el estado psicofísico y las enfermedades oculares, existen otros factores concurrentes, llamados externos o ambientales, que inciden de forma directa en la visión del conductor, incrementando el riesgo de accidentes de tráfico.

Entre ellos destacan la conducción nocturna, la baja luminosidad por factores atmosféricos y el deslumbramiento. En este último caso, los haces de luz de los otros vehículos y la luz natural o radiación solar constituyen las dos principales fuentes de deslumbramiento al volante.

Almaida explica que «una fotoprotección ocular adecuada, mediante gafas de sol, puede atenuar y evitar los efectos de la radiación, que se traducen en una serie de riesgos en carretera. Situaciones como conducir con el sol de frente al amanecer y al atardecer, con los reflejos en el asfalto mojado o con los destellos de la luz del mediodía sobre el capó de otros vehículos provoca, en muchos casos, pérdida temporal de visión, incrementando el riesgo de accidentes de tráfico».

Sin embargo, las estadísticas reflejan que el 12% de los conductores nunca se pone gafas de sol, el 33% reconoce que solo lo hace en algunas ocasiones y únicamente el 55% se protege de manera habitual mientras conduce.

Una gafa de sol homologada adquirida en un establecimiento sanitario de óptica incrementará la sensibilidad al contraste, reducirá el tiempo de adaptación a cambios bruscos de luz y esto redundará en una mayor seguridad al volante, como recuerdan desde el Colegio.