85.000 hectáreas. Esa es la extensión que ha previsto incluir en el plan de protección para las aves esteparias de la Región de Murcia la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente.

Tras dos décadas de espera, el departamento que dirige Adela Martínez-Cachá tiene prácticamente concluido el documento que servirá de base para este plan -a falta principalmente de la cartografía- y que ha catalogado como vulnerables al aguilucho cenizo, la alondra ricotí, el cernícalo primilla, la ganga ortega, la ganga común o ibérica, el sisón y la avutarda.

«Anteriormente había dos especies consideradas en peligro de extinción, la avutarda y el cernícalo primilla, pero tras los estudios recientes realizados sobre las poblaciones existentes en la Región, se ha constatado que la situación de todas estas aves, sin ser de gran riqueza, está estabilizada», explica Emilio Aledo, técnico del Servicio de Flora y Fauna de la Oficina de Impulso Socioeconómico del Medio Ambiente (OISMA), que depende de la Consejería.

Además, mientras que en el catálogo que recogía la ley de la Fauna de 1995 aparecía la ganga ibérica como extinta, «hemos comprobado que existen poblaciones», comenta el técnico y añade que hasta ahora no ha habido demasiada información sobre la evolución de las especies esteparias.

«Ha habido procesos de crecimiento y de regresión de algunas de ellas», indica y como ejemplo pone el caso del cernícalo primilla, que se consideraba en peligro de extinción, pero del que se ha comprobado que hay cada vez más parejas reproductoras y más colonias.

Los últimos estudios realizados, han dado pie, por eso, a que la catalogación de las siete aves esteparias sea de ´vulnerable´, y que se considere «importante» mantener sus hábitats protegidos, fundamentalmente los agrícolas y de matorrales.

En total, el plan recogerá doce áreas esteparias protegidas, ubicadas principalmente en el Altiplano, el Noroeste -Caravaca y Moratalla principalmente-, Rambla Salada y Ajauque, las pedanías altas de Lorca y los saladares del Guadalentín, y los llanos del Cagitán de Mula.

Ha desaparecido del mapa la zona del Mar Menor. «Al sufrir una transformación agrícola tan importante en los últimos años, pasando del secano al regadío, los hábitats han desaparecido, y con ellos, las especies», comenta el técnico de Medio Ambiente.

La importancia de las ayudas

Desde la Consejería se tiene claro el papel destacado que juegan las ayudas a los agricultores para que sea más fácil mantener los hábitats esteparios en condiciones idóneas para la vida y reproducción de estas especies.

Por ello, desde el año 2015 Agricultura tiene abierta una línea de ayudas enmarcada en el Plan de Desarrollo Rural (PDR), para agricultores y propietarios de terrenos de cultivos herbáceos y de cereal.

Actualmente, hay más de un centenar de titulares de este tipo de explotaciones que se benefician de las primas, con una duración de cinco años, y que, en conjunto, abarcan una extensión superior a las 9.000 hectáreas. El presupuesto destinado a esta línea de ayudas, «que ha tenido un buena acogida», ronda los nueve millones de euros.

«La previsión es incrementarlo hasta alcanzar los diez millones de euros, y que estas subvenciones acompañen al Plan de protección de estas aves», apunta el técnico de la Oisma.

Cuando el documento esté acabado totalmente, éste tiene que pasar varios requisitos antes de sacarlo a información pública, como entregarlo para consultas internas a las diferentes Consejerías por si se puede mejorar técnicamente; y, paralelamente, ir elaborando la memoria conjunta. «A lo largo del mes de abril podremos tener una idea más clara de cuándo puede hacerse público el plan», concluye Emilio Aledo.