El Hospital Virgen de la Arrixaca triplicará su capacidad de diagnóstico y análisis de muestras con la reforma del Servicio de Anatomía Patológica, uno de los últimos que quedan pendientes junto a la Escuela de Enfermería y que permanecen igual que hace 40 años, cuando abrió sus puertas el centro. La reforma de Anatomía Patológica se hará por fases y la primera acaba de salir a contratación, por lo que se espera que este mismo verano puedan comenzar los trabajos de traslado de las actuales dependencias para que se lleven a cabo las obras, que tienen un plazo de ejecución de un año.

El Servicio de Anatomía Patológica es quizá uno de los menos conocidos del hospital, pero fundamental en el funcionamiento diario del centro de referencia de la Región, ya que por él pasan miles de muestras cada año de los pacientes que son vistos en la Arrixaca y que deben ser analizadas por los patólogos para emitir un diagnóstico. Se encuentra junto a las dependencias del IMIB (Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria) y pasear por él es como meterse en un pequeño laberinto del que sólo es posible salir gracias a la ayuda del doctor Enrique Martínez Barba, jefe del Servicio, que se muestra ilusionado por el inicio de una reforma que lleva esperando desde hace años y que quedó en el aire, como otras tantas, cuando llegó lo más duro de la crisis económica.

La primera fase de la obra tiene un presupuesto de 1,4 millones de euros y contempla reformar un espacio de 785 metros cuadrados en planta baja, donde actualmente se encuentra la zona de Citologías, que se trasladará temporalmente al actual archivo. En esta planta habrá cabida para dos laboratorios, uno de procesamiento de muestras y otro de lectura, lo que permitirá duplicar el espacio actual.

Además, el jefe del Servicio prevé implantar un modelo que ha copiado de la visita que hizo a un centro sanitario francés en el que, junto a los laboratorios, una persona se encargaba de organizar el trabajo y repartirlo, «de tal forma que optimizamos el tiempo y seremos capaces de sacar adelante más trabajo». Incluso triplicar la capacidad actual, afirma.

A estos dos laboratorios también se le acompañarán una sala de punciones, los despachos, almacén y el registro de muestras. Otra de las zonas de mayor trascendencia es el mortuorio, que tendrá una entrada independiente desde la calle, así como la sala de autopsias.

Aunque esta primera fase sólo contempla la obra en planta baja «el objetivo es crecer en altura con dos plantas más que nos permitiría conectar el servicio de Anatomía Patológica con la zona de quirófanos y el Policlínico, integrándonos con el resto del hospital y haciendo más eficiente el trabajo, ya que en muchas ocasiones nos vienen muestras de un paciente que está en la mesa de quirófano y que está a la espera de nuestro análisis para poder continuar con la intervención», explica el doctor Martínez Barba.

Última tecnología

El servicio de Anatomía Patológica de la Arrixaca se divide en las áreas de patologías quirúrgicas y biopsias, citologías y autopsias y en su laboratorio se hace el procesamiento, inclusión, corte y tinción de las muestras. La falta de espacio de esta zona es tan evidente que el último procesador que ha llegado, capaz de procesar las muestras y tener el resultado en una hora y media, está funcionando en los pasillos. Cerca de él está también la última adquisición, un nuevo armario para las muestras capaz de filtrar los vapores de formol para evitar la exposición a ellos del personal. «El servicio está muy bien dotado, disponemos hasta del instrumental para analizar el ganglio centinela en cáncer de mama», asegura Enrique Martínez Barba, «el problema que tenemos es de espacio».

En la sala de patología quirúrgica se amontonan en estanterías los botes, de pequeñas y grandes dimensiones, en los que están las muestras para analizar, ya sean las que se han obtenido a través de una biopsia o incluso órganos o fetos que deben ser analizados.

Una zona en la que se guardan incluso las piezas quirúrgicas que se han utilizado durante, al menos, quince días. «Los patólogos somos los únicos médicos que no recibimos a nuestros pacientes, sólo sus muestras», explica el jefe del Servicio en el que trabajan unos 40 profesionales entre especialistas, residentes y técnicos, y por cuyas manos pasan cada año miles de muestras.