Conocer los indicadores de cada caso, empezar a adaptarlos para trabajar los objetivos específicos a tratar durante la terapia, que el menor reconozca las emociones y que sepa autorregularse. Estos son algunos de los pasos de los modelos y protócolos de intervención que llevan a cabo en ´Quiero crecer´ con los menores afectados y que coordina la psicóloga Maravillas Castro. La etapa más difícil del tratamiento es la reeducación de la madre y del niño para volver a crear un vínculo entre ellos.

«Si no hay un buen manejo de la terapia, se puede repetir las conductas del padre en el menor, la madre tiene que establecer una unión de nuevo con el niño, que ella legitime las emociones de su hijo, volver a manejar la autoridad que se ha anulado por la desautorización del padre al maltratar a la madre», explica Castro. «Sin el trabajo de las madres esto no sale adelante. Aunque hayan vivido situaciones adversas, ellas tienen que reponerse, siguen teniendo responsabilidad sobre el menor y carga doble».

En estas terapias se ayuda tanto a la madre como al padre a recuperar sus respectivos roles, para que el niño recobre su identidad y afronte el futuro de una manera más sana. Castro avisa de que cada día «nos encontramos con casos de dominancia del niño con menos de 10 años sobre la madre, y en la adolescencia elementos como la ropa o el móvil ya son herramientas de control sobre la pareja. Todo se acaba reduciendo a la eduación».