Julio Recalde, inspector de la Brigada de Policía Científica de Murcia, es consciente de que «hay personas que quieren ellas matarse, o matar a alguien, y pueden utilizar el fuego como herramienta».

Sin embargo, «ocultar un cadáver con fuego es difícil», destaca. Y es que se puede saber con facilidad si el fallecido lleva muerto desde antes de que se desate el incendio. Lo verá el forense en la mesa de autopsias. «Depende de si tiene humo en los pulmones o no. Igual que si te ahogas, si tienes agua en los pulmones o no», explica el especialista. Además, añade que, en las personas que pierden la vida en un incendio, es más habitual que lo hagan como consecuencia de la intoxicación que debido a las llamas.

El experto recuerda a la población que, si se produce un incendio en su vivienda o su oficina, «cuando huyas del fuego, cierres las puertas tras de ti. El fuego necesita oxígeno. Si tú se lo das, de ser una llamita puede pasar a convertirse en una bola incandescente».

Preguntado por casos curiosos que ha tenido a lo largo de su carrera, Recalde rememora que en una ocasión «una secadora industrial provocó el siniestro, por la energía que le había transmitido a la ropa cuando la estaba secando». También ha vivido episodios en los que los propietarios de una casa trataban de estafar al seguro, pues habían provocado el incendio ellos mismos.

Los policías especialistas en investigación de incendios no se limitan sólo al ámbito municipal de Murcia. También se desplazan, si es menester, hasta Lorca, Cartagena, Alcantarilla, Molina de Segura y Yecla. Recalde recuerda cómo hace algo más de un año trabajó en esta última localidad, porque «de madrugada se incendió una vivienda y apareció dentro de ella un cadáver».

Las investigaciones arrojaron luz sobre el caso: el hombre «había tenido poco cuidado» con un calefactor y había provocado sin querer un incendio que le acabó costando la vida. En este sentido, Recalde recuerda a la gente que algo tan cotidiano (y habitual en la Región) como un brasero, bajo una mesa camilla, puede acarrear la desgracia. Sobre todo si la persona se queda dormida. Al igual que ocurre con «las chimeneas de leña», apunta el policía. «Si tienen una mala combustión, sueltan monóxido de carbono», remarca, algo que produciría «una muerte dulce». Julio Recalde también apunta que «una colilla puede matarte». Se han dado caso de personas que se quedaron dormidas con un cigarro en la boca... y provocaron un siniestro.