El mapa de las comunicaciones ferroviarias de la Región podría haber sido muy diferente de no haberse cruzado el AVE en los planes de renovación de la vieja línea que comunica la Región con la provincia de Alicante. El desdoblamiento y electrificación de la línea que conecta Murcia con la Comunidad Valenciana, Cataluña y la frontera francesa era una de las reivindicaciones de la llamada Mesa del Ferrocarril, en la que se sentaron representantes de la patronal murciana, los sindicatos y la oposición del Partido Popular durante el mandato de los Gobiernos socialistas anteriores a 1995. La mayor aspiración de la Mesa del Ferrocarril era la renovación de la línea de Cartagena a Chinchilla, que había sido la obra prioritaria para la Región desde el inicio de la transición.

A finales de los años 90 del siglo pasado, tras la llegada de José María Aznar a la Moncloa, el Ministerio de Fomento llegó a sacar a información pública en el Boletín Oficial del Estado la electrificación de la línea de Murcia a Alicante, pero el proyecto fue aparcado antes de llegar a ver la luz, ante el cambio de planes que provocó la decisión del Ejecutivo central de embarcarse en la construcción del AVE.

Uno de los objetivos del proyecto de desdoblamiento era acercar Murcia al aeropuerto de Alicante, antes de que el Gobierno de Ramón Luis Valcárcel se embarcara en la construcción del aeropuerto de Corvera, que sigue cerrado cinco años después de la terminación de las obras.

La posibilidad de que El Altet pudiera quedar a tan solo 20 0 30 minutos de viaje desde la capital murciana incluso llevó a los empresarios murcianos a acariciar la idea de que la terminal alicantina llegara a lucir algún día un rótulo con el nombre de aeropuerto de Alicante y Murcia.

Pero las presiones de la patronal valenciana y del entonces presidente de la Generalitat, el cartagenero Eduardo Zaplana, que más tarde sería ministro con Aznar, hicieron aparcar el viejo sueño del desdoblamiento de una de las líneas más rentables de toda la red ferroviaria española para esperar a que fraguaran los proyectos de la Alta Velocidad.

Y aunque el acuerdo firmado en enero de 2001 en el palacio de San Esteban, sede del Gobierno regional, por el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez- Cascos, y los presidentes de Murcia, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Madrid, establecía claramente que los trenes de Alta Velocidad debían llegar al mismo tiempo a todas las provincias incluidas dentro del corredor de Alta Velocidad de Madrid a Levante, Murcia todavía sigue esperando el AVE prometido, mientras que a Valencia llegó en 2012 y Alicante lo consiguió en 2013.

El cambio de planes también ha impedido a Alicante cumplir la aspiración de conseguir un tren directo al aeropuerto. Aunque el Ministerio de Fomento ha garantizado que acercaría el tren a la terminal con la línea de cercanías en proyecto, la idea no ha llegado a plasmarse todavía. Murcia dejó de reivindicar la conexión ferroviaria con el Altet al construirse el aeropuerto de Corvera, que está terminado desde hace cinco años, a la espera de que Aena acepte el cierre de San Javier para evitar la competencia entre ambos.