Cuatro horas estuvo el presidente de la Comunidad Autónoma, Pedro Antonio Sánchez, en el Palacio de Justicia de Murcia, donde prestó declaración, en calidad de investigado, por el conocido como caso Auditorio, un proceso judicial que ha puesto en jaque al Gobierno de la Región y su propia carrera política.

El presidente respondió a las preguntas que le plantearon el magistrado instructor de la Sala de lo Civil y Penal del TSJ, Julián Pérez-Templado, y los representantes del Ministerio Público, José Luis Díaz Manzanera (nuevo fiscal superior) y Juan Pablo Lozano (fiscal anticorrupción), relativas a lo que sabía y lo que recordaba sobre el procedimiento administrativo para la construcción del teatro auditorio de Puerto Lumbreras, una obra acometida en sus tiempos como alcalde de la localidad (2003-2013). Al jefe del Ejecutivo se le investiga por prevaricación, malversación de caudales públicos, fraude a la Administración y falsedad documental.

Relatan fuentes judiciales que Pedro Antonio Sánchez preparó muy bien su comparecencia y exhibió su reconocida capacidad política, aunque también hubo momentos en los que dio respuestas del tipo «no lo sé», «no me acuerdo». Pasó un mal rato, relatan estas fuentes, cuando se le mostró un documento en el que el arquitecto Lejárraga firmaba como director facultativo de la obra antes de que se produjera la adjudicación de la misma.

El presidente regional asumió plenamente la responsabilidad política de la decisión de construir un auditorio en Puerto Lumbreras, pues su objetivo era mejorar las infraestructuras culturales en el municipio que gobernaba. Y ante una propuesta que le llegó del arquitecto Martín Lejárraga (negó que departiera habitualmente con él y que tuviera interés en adjudicarle a él el proyecto), movió hilos para captar una subvención de seis millones de euros de la Comunidad con la que acometer la obra de un moderno auditorio para la celebración de actividades culturales. Así, Pedro Antonio Sánchez admitió que fue el gran impulsor del proyecto desde la Alcaldía y asumió la responsabilidad de todas las decisiones políticas que se adoptaron con respecto al teatro auditorio.

Estas decisiones, insistió también durante el interrogatorio, se adoptaron siempre con el visto bueno de los técnicos del Ayuntamiento de Puerto Lumbreras, que según él nunca le presentaron una objeción sobre el procedimiento administrativo. Y él, como alcalde, según le atribuyen fuentes judiciales presentes en la comparecencia, confiaba al máximo en los profesionales que le rodeaban, por lo que nunca cuestionó los informes que le presentaran para su firma.

El presidente se afanó durante su declaración judicial en tratar de demostrar la idea en la que insiste siempre que habla del caso Auditorio: hasta el último euro de la subvención pública está invertida en el edificio. Si el auditorio no está terminado y listo para ser utilizado por el Ayuntamiento de Puerto Lumbreras es porque, durante el proceso, hubo que realizar una serie de modificados al proyecto inicial que elevaron el coste del mismo. La llegada de la crisis económica hizo imposible que se consiguieran más fondos para concluir los trabajos. Sin embargo, la parte que está realizada, defiende Pedro Antonio Sánchez, justifica plenamente los seis millones de euros concedidos inicialmente.

Su tercera comparecencia ante la Sala de lo Civil y Penal

Pedro Antonio Sánchez se sabía perfectamente el camino que conduce a la Sala de lo Civil y Penal del TSJ de Murcia, en la cuarta planta del Palacio de Justicia de la capital. Y es que ya había tenido que dar la cara en otras dos ocasiones, entonces sí en calidad de imputado (no se había reformado todavía la Ley de Enjuiciamiento Criminal), ante el mismo juez que le tomó declaración ayer, el magistrado del TSJ Julián Pérez-Templado. Una fue por el caso de los contratos del Plan General de Ordenación Urbana, mientras que la segunda fue para aclarar los detalles de la compra del dúplex que tiene en Puerto Lumbreras. Pedro Antonio Sánchez salió absuelto de estos dos procedimientos judiciales. El de ayer es el tercer caso al que se enfrenta. ¿Habrá o no dos sin tres?