Rafael García Clemente, psicólogo experto en adicción al juego, fundador de la ONG Ajarem-ps y miembro de la Comisión Regional de Juego, reconoce que ha aprendido mucho para el ejercicio de su profesión de los mismos jugadores. «El problema de los jóvenes es que lo tienen todo muy fácil», asegura, aunque indica que las tragaperras no han sido nunca unas máquinas al alcance de los mas jóvenes, precisamente por estar en sitios tan públicos y asociados al alcohol, que ahora se controla.

Respecto al proyecto en el que la Comunidad trabaja para controlar el acceso de jóvenes y ludopatas al juego, el psicólogo valora las medidas tomadas como «preventivas pero insuficientes. El verdadero problema son las apuestas deportivas y es lo que va motivando que los jóvenes se metan en el juego, así como los juegos recreativos y la falta de control de los móviles. Hay muchos agujeros por donde se cuelan. Toda iniciativa para crear una barrera es útil, pero necesitamos más medidas», indica, y apunta como el verdadero enemigo precisamente al juego online, sobre el que entiende que no hay un control suficiente, y resalta la necesidad de que las familias, las instituciones educativas y el Estado colaboren y trabajen en una misma dirección. Medidas que, a su entender, deben ser acompañadas de educación y formación sobre el juego.

«En la primera comunión lo primero que te regalan es un móvil. A pesar de ello, jamás debemos recurrir a las medidas amenazantes. Hay que hablar a nuestros hijos de cuál es la misión del juego, que es distraer, pero no por ello está bien que, por ejemplo, jueguen a las cartas, una imagen muy común a la salida de los institutos. Lo hacen en grupos y jugándose dinero», relata el psicólogo.

El valor social del móvil

Por otro lado, Rafael García advierte de que es aconsejable enseñar a los jóvenes el valor social del móvil, ya que no se le está dando ese uso y se está desviando como utensilio necesario de conexión con el juego.

Respecto a las máquinas tragaperras, el experto no cree que sean las más peligrosas para los jóvenes, aunque sí lo son para los adultos por tratarse de un acceso rápido al juego. «El joven, a diferencia del adulto, juega por competencia, por ser mejor que el rival, no sólo por ganar dinero», destaca como algunas de las causas.

A pesar de los preocupantes datos en referencia al juego y los más jóvenes, según García Clemente, Murcia, en lo que a la publicidad de los juegos se refiere, es de las comunidades con los datos más bajos. Según los datos que maneja el psicólogo, la Región se coloca a la cola de las comunidades españolas que los publicitan, un aspecto con el que se muestra especialmente sensible: «La publicidad no se debe hacer antes de cierta hora de la noche en televisión, en las horas en las que los menores puedan ser espectadores. Si se emite antes, se les da un abanico de posibilidades que difícilmente podemos controlar. Las estadísticas no son fiables, el juego se oculta, sigue siendo un elemento prohibido. Hay muchos casos que se nos escapan. Hay más jugadores de los que pensamos, también entre los niños, pero tampoco se juega todo lo que pensamos. Por ejemplo, en las cartas se están jugando dinero los más jóvenes, y es algo que se ignora».

Además, el juego viene acompañado muchas veces por el alcohol. «Los chicos se agrupan y utilizan alcohol, y a veces en los grupos de más edad también entran en juego las drogas. Nos reunimos, bebemos, jugamos y, si tenemos cierta edad, nos drogamos. Es el afán de aprovechar el tiempo, de querer pasarlo bien», indica, aunque también la soledad representa una amenza: «El menor que se aisla es otro aliado del juego, porque el chico solitario puede querer obtener triunfos a través del juego online. La paga que le dan en casa puede ser un principio, y a veces para conseguir dinero acaban vendiendo joyas o cosas de casa. Es cuando va cogiendo cuerpo el problema», pese a ello, aconseja «evitar crear un estado policial dentro de la familia. A los adictos hay que darles confianza, que no piensen que no te fias de ellos».