La idea se gestó en los años 30, en plena segunda República española, con Indalecio Prieto como ministro de Obras Públicas y con Manuel Lorenzo Pardo como el ingeniero que lo diseñó. Pero hubo que esperar hasta 1967 para que se plasmara en un proyecto, y otros 12 años más para que estuviera terminada. Es la historia del Trasvase Tajo-Segura, una obra hidráulica que provoca pasiones como pocas.

Al hilo de esta efeméride, 50 años desde que el proyecto de construcción del acueducto se aprobara, es bueno echar la vista atrás y hacer un balance del antes y el después que para esta Región en particular, y el sur de Alicante y norte de Almería en general, ha supuesto la más importante obra hidráulica española. Pero no es la única: Hay unos cuarenta trasvases más, de los cuales sólo ocho están en la demarcación hidrográfica del Ebro.

Esta zona del Sureste tenía todos los ingredientes necesarios para convertirse en lo que es actualmente, la huerta de Europa. Un suelo muy fértil, unas temperaturas suaves en invierno y muchas horas de sol, como relata el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, Scrats, Lucas Jiménez.

Pero no había agua.

Con muchos problemas y trabas, idas y venidas, finalmente el primer Gobierno de la recién estrenada democracia, de UCD, siendo Joaquín Garrigues Walker ministro de Obras Públicas, le da el impulso final. Fue en 1978.

El resultado, a día de hoy, es que las aguas que llegan de los embalses de cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, riegan casi 133.000 hectáreas de cultivos hortícolas -al aire libre o bajo invernadero-, cítricos, y frutales de hueso.

Los regantes defienden que lo que ellos producen, y venden mayoritariamente en los mercados internacionales, aportan más de 2.300 millones de euros al Producto Interior Bruto (PIB) nacional, y proporcionan más de 100.000 puestos de trabajo directos e indirectos.

Además, han permitido evitar que 2,5 millones de personas sufran cortes de agua por falta de abastecimiento, las mismas que están conectadas a la Mancomunidad de Canales del Taibilla (MCT).

El rechazo crece

Estos son los pros del acueducto. Sin embargo, su historia no está exenta de polémica, sobre todo desde hace unos años, cuando empezó a tener un importante rechazo por parte del Gobierno de Castilla-La Mancha y de una parte de sus ciudadanos.

Una postura que deja en papel mojado el lema que el Sindicato Central de Regantes del Acueducto (Scrats) ha elegido para resumir lo que representa el Trasvase: ´Agua que nos une´.

Allí dicen poco menos que les roban el agua que necesitan y que les impiden crear riqueza, que podría ser la misma que tiene y genera el sureste. Quieren que el Trasvase se quede en la frontera castellanomanchega. Al menos que no llegue agua para regar; nada dicen del agua para beber.

En toda su línea argumental, sin embargo, dejan fuera la cantidad de millones de euros que, desde que echó a andar el Trasvase hace 37 años, han recibido como compensación por ser zona afectada por la obra hidráulica. Ellos, Madrid y Extremadura. Un dinero que han pagado «religiosamente» los regantes murcianos, alicantinos y almerienses: 419 millones (188 para La Mancha, 138 para Madrid y 92 para Extremadura).

Tampoco mencionan que gracias al Memorándum, el 1 de enero de 2018 la reserva estratégica para cubrir las necesidades del Tajo se elevan a 400 hm3, una línea roja por debajo de la cual no es posible enviar agua al Segura.

Con todo, el futuro se avecina incierto y a los regantes les toca seguir luchando para que no se recorten los derechos que por Ley tienen sobre esta insigne y ´madurita´ obra hidráulica. Y lo están haciendo sin amedrentarse, sino sumando adhesiones. El último, o tal vez penúltimo intento, es la creación del foro Círculo por el Agua, cuyo objetivo es «alejar de la visceralidad» del debate sobre el agua y darle un mayor contenido técnico.