Los cinco grupos en los que está dividido el Comité Científico del Mar Menor presentaron ayer sus primeras conclusiones tras varios meses de trabajo desde que se constituyeron: Hidrogeología, Ecología Lagunar e Instituto Español de Oceanografía (IEO), Cuenca de Drenaje y Descontaminación y Depuración de Aguas.

Todos coincidieron en que no es tarde para que se pueda revertir la situación «crítica» de este singular espacio, si bien, desde el IEO, su portavoz, José Manuel Ruiz, apuntó que «no hay actuaciones inmediatas disponibles desde el punto de vista técnico, no a una escala tan grande». Y desde Ecología Lagunar, Ángel Pérez Ruzafa, insistió en que «se observa una capacidad de reacción de la laguna, pero depende de lo drástica que sea la no entrada de nutrientes, el Mar Menor comenzará a recuperarse en lugar de seguir defendiéndose».

Ambos grupos va a trabajar a partir de ahora como uno.

Por lo que respecta a la situación de los acuíferos , y cómo afectan a la laguna, el portavoz del grupo de Hidrogeología, Luis García, apuntó que «hay una clara conexión con el acuífero Cuaternario, que descarga en el Mar Menor, si bien aún tenemos que concretar cuánta cantidad». De ahí que entre las propuestas de su grupo figura realizar un estudio que determine la cantidad de la descarga, el flujo y su carga contaminante. «Y también cómo interceptarlo».

Pedro Simón, portavoz del grupo de Descontaminación y Depuración de las Aguas, destacó el buen funcionamiento de las depuradoras de la zona, si bien consideró necesario un mayor control de los alcantarillados. Apuntó que se habían logrado muy buenos resultados con el sistema de eliminación de nitratos mediante la nitrificación biológica, aunque el proceso era aún «relativamente caro».

Por último, Julia Martínez, del grupo de Cuenca de Drenaje, apostó por reorganizar la superficie de regadío en el área de influencia de la laguna; mejorar las prácticas agrarias; poner en marcha acciones «basadas en elementos naturales» que eliminen y retengan los nutrientes agrícolas antes de que lleguen al agua; recuperar la superficie de humedal natural perimetral; y, por último, reducir el flujo de erosión agraria, en especial de los suelos rojos que abundan en el Arco Sur. «Todas estas actuaciones se deben basar en una evaluación coste/efectividad antes de tomar una decisión», concluyó.