El silencio se adueña de los pasillos de la Facultad de Economía. Pequeños grupos de jóvenes -y algún que otro no tan joven- se arremolinan en torno a las puertas de las aulas mientras esperan oír su nombre. Faltan apenas unos minutos para desafiar el gran momento para el que se han preparado durante meses. Algunos aprovechan para dar un último abrazo a su madre o un último beso a su pareja; otros resoplan y aguardan con relativa calma. Son médicos; o mejor dicho, graduados en Medicina, porque les falta el paso final, la especialización médica. Y su futuro depende en buena medida de la prueba que están a punto de afrontar.

Es el llamado examen MIR (Médico Interno Residente) para quienes cursaron Medicina, el EIR para los egresados en Enfermería; la prueba que ha reunido este sábado en Murcia a más de 3.000 titulados sanitarios en busca de una de las 7.772 plazas que convocó este año el Ministerio de Sanidad para la Formación Sanitaria Especializada. La Región, en concreto, ofrece 215 vacantes para galenos y 40 para enfermeros.

Las cinco horas de examen, con 225 preguntas de tipo test (y 10 de reserva) por resolver, culminan una lucha por una vocación que se cuenta en meses, en años incluso, recluidos con horarios intensivos desde que obtuvieron el título y se lanzaron a preparar la convocatoria. Y cuando llega el gran día, afloran «sentimientos contradictorios», como explicaba Natalia, una de las aspirantes. «Estás muy nerviosa, pero también estás deseando acabar. Porque quieres decir: ´Ahora sí, por fin soy médico; voy a ser lo que llevo luchando seis años´». Aunque no todos estaban ayer tensos: algunos como Joaquín se levantaron de la cama eufóricos. «He dormido nueve horas después de una semana acostándome tarde por el trabajo y el estudio. Y ahora, tras diez meses, voy al ruedo como un toro», confesaba este joven enfermero oriolano.

Mientras entran a las aulas, algunos familiares conversan entre ellos. Son testigos del sacrificio de sus hijos, y algunos estaban incluso más inquietos que los propios candidatos: «Llego con los nervios a mil por hora», decía Isabel, la madre de «un futuro médico». «Los ves que en este último tirón de estudio se la juegan. Se juegan que pueden ejercer de lo que ellos quieren». Más tranquilo estaba Javier, la pareja de uno de los aspirantes. «Se vive con mucha intensidad, cierto; hoy les hemos animado diciendo que todo va a ir bien».

Solamente uno de cada dos médicos logrará su objetivo, ya que, en total, 13.439 titulados de Medicina competían por 6.328 plazas de formación. La suerte ya estaba echada. Ya sólo queda esperar al 24 de marzo, cuando se publicarán los resultados definitivos.