La capacidad de adaptarse a las exigencias que demanda la sociedad en cada momento es una virtud que cobra un valor incalculable, especialmente en las épocas más difíciles. Esa versatilidad es, precisamente, una de las características que mejor define a Apideco, una empresa concebida en un principio para la aplicación de pintura industrial pero que con el paso de los años ha evolucionado hasta consolidarse como un aliado de prestigio para sus clientes.

«La pintura industrial fue nuestro inicio», recuerda Florentino Fernández, creador de una compañía que no dudó en dar un paso adelante al intuir que «esto no era suficiente» y que había que «continuar creciendo». «Trabajando hace ya más de 31 años en una empresa de mantenimiento industrial, me vino a la cabeza la idea de que debía tener mi propia empresa para poder realizar los trabajos a mi manera y hacer crecer los beneficios. Puse todo mi empeño en aprender y me hice lo que ahora se llama un emprendedor, y entonces un chalado, y monté la empresa con los pocos medios de los que disponía en esos momentos».

El siguiente avance llegó con la ampliación de la maquinaria y la generación de un nutrido «catálogo de servicios en el que entran tanto la limpieza como el mantenimiento industrial», siendo el epicentro de sus actuaciones el Valle de Escombreras, donde se empezó a trabajar en Enfersa. Hoy día, la compañía lleva a cabo trabajos para la práctica totalidad de las empresas del Valle, destacando el que se realiza en los Servicios de Mantenimiento de Repsol.

Apideco, con tres décadas de experiencia, todavía va más allá, como se demuestra por ejemplo con las obras de urbanización del Parque Tecnológico de Fuente Álamo y la construcción de varias naves y oficinas industriales en Totana, Fuente Álamo, Alhama de Murcia, Cartagena, etcétera. También ofrece a las empresas que solicitan sus servicios una serie de ventajas, como «la optimización al mínimo de los precios, el tener la posibilidad de realizar todos los oficios, incluidos metalurgia, y el cariño y dedicación que ponemos en nuestras tareas para terminar sintiéndonos orgullosos de ellas».

Una gran familia

Y es que el transcurso de los años ha servido para que la empresa siga evolucionado y adaptándose a la demanda, diversificando la oferta y aumentando el catálogo y la calidad de los trabajos que culmina. Durante más de tres décadas de trayectoria ascendente -el año pasado sopló las velas de su trigésimo cumpleaños-, Apideco ha experimentado un crecimiento que se aprecia, entre otras cosas, en una facturación anual de más de seis millones de euros; un éxito que, según el alma máter del negocio, se debe a «las ganas de trabajar, el sacrificio y el hecho de acometer cada trabajo como si fuera en nuestra casa, poniendo siempre por delante a los clientes; ni la hora, ni la dificultad del trabajo han vuelto atrás a Apideco nunca. Es la forma de trabajar de todo nuestro personal que forma una gran familia que empieza por mis tres

hijos y termina por todos los trabajadores».

La polivalencia que ha convertido a la empresa en un referente con mayúsculas encuentra su reflejo, de igual forma, en las numerosas actividades que se llevan a cabo en los más de 7.000 metros cuadrados de instalaciones que tienen en propiedad, entre el número 13 de la calle Viena (Polígono Industrial Cabezo Beaza) y el número 76 de la calle Manganeso (Polígono Los Camachos): «Empezando por las oficinas técnicas y por las más importantes instalaciones de chorreo y pintura industrial de la Región de Murcia, donde el año pasado tratamos unas 30 toneladas métricas (Tm) diarias de acero, trabajando paras unas 45 empresas distintas y continuando con los talleres, almacenes y todo lo que la empresa necesita para funcionar».

Proyectos de futuro

Apideco no ha dejado de progresar desde su incursión en el tejido empresarial de la Región de Murcia. Es por ello que cuenta con una empresa asociada (Energy Recovery System), una firma que ya existía, con una cartera de clientes y unos números muy interesantes. «Fue nuestro gran entendimiento con su socio-director y la amplia posibilidad de con Apideco lo que nos llevó a fusionarnos con ella, ampliando nuestros servicios permitiéndonos ejecutar desde aparcamientos a equipamientos industriales de mayor nivel e internacionalizar la empresa», explica Fernández.

Energy Recovery System, cuya actividad fundamental es la construcción y el mantenimiento de intercambiadores de calor con recubrimientos cerámicos para turbinas, calderas y chimeneas, tiene unos hornos únicos en la Región. De momento es «poco conocida» y por ello el dueño de Apideco continúa volcando sus esfuerzos en consumar el traslado al Parque Tecnológico: «Eso supondría integrarnos de manera efectiva en el sitio que nos corresponde haciendo más visible nuestro trabajo con el correspondiente aumento en facturación, como ha sucedido hasta ahora en las empresas que están implantadas en el Parque y que conocemos». «De momento ya tenemos los terrenos, ahora falta tomar la decisión y encontrar financiación», apunta.

El afán de la compañía cartagenera por ofrecer las mejores soluciones a los clientes continúa latiendo con fuerza y mostrándose en plenitud en el empeño con el que intenta convertir en realidad el resto de proyectos de futuro. «Estamos tratando de modernizar la empresa mejorando las comunicaciones y optimizando los medios y hemos de fortalecer las sinergias Apideco-ERS. Estar vivo en el mercado supone estar evolucionando de manera constante, mejorando la maquinaria y medios de trabajo. Cada día se nos pide trabajar más rápido y más barato, con más seguridad y más calidad y en ello estamos. Por otro lado estamos trabajando en mejorar nuestro posicionamiento en equipamiento y desarrollo industrial, y en tratar de operar fuera de la Región e, incluso, de manera internacional con la misma flexibilidad que lo hacemos aquí», señala Florentino Fernández.