La existencia de las cabinas de teléfono lleva peligrando años por su baja rentabilidad pero se resisten a desaparecer de las vías públicas. En la Región, los 603 teléfonos públicos que aún quedan en las calles se mantendrán al menos un años más, después de que haya acabado el plazo que fijaba su permanencia hasta diciembre de 2016.

Un Real Decreto de adjudicación del Servicio Universal de 2011 obligaba a mantener el servicio telefónico hasta diciembre de este año, lo que para muchos significaba que el inicio del 2017 supondría la retirada de las primeras cabinas.

Sin embargo, ningún operador se ha presentado al concurso publicado por el Ministerio hace unas semanas para renovar este servicio y Telefónica deberá encargarse de él al menos un año más, mientras no cambie la ley y se decida sacar la asistencia del Servicio Universal, tal y como ha ocurrido en otros paises vecinos como Francia.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya cuestionó la utilidad de las cabinas en marzo de este año, cuando propuso revisar la obligacion de mantenerlas alegando que su coste se ha multiplicado y que el 88% de los españoles encuestados nunca las han usado. Además, a estos datos se les suma el vandalismo sufrido por muchos de estos teléfonos públicos, que, tal y como cuentan desde Telefónica, « supone un detalle muy importante que valoran las operadoras» y que las anima a no encargarse del mantenimiento de las cabinas.

La entrada del 2017 parecía resolver la situación y acabar con el dilema de mantener o no un servicio tan básico como poco rentable, pero todo seguirá igual durante el año que viene y, «posiblemente, hasta 2019», según informa Telefónica.

Los teléfonos públicos se mantienen para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios de telecomunicaciones con independencia de su localización geográfica, con una calidad determinada y un precio asequible. Esto implica llevar la red de telecomunicaciones a cualquier punto del país, contar con cabinas telefónicas, guías de teléfonos y servicios adaptados para personas con discapacidad y, desde 2012, el acceso a la banda ancha.

Sin embargo, como apunta Telefónica, «la llegada de los teléfonos móviles supuso la caída de las cabinas». Este fenómeno era previsible, ya que «una parte importante de la gente que usaba las cabinas es la misma que tiene a su alcance y utiliza los servicios móviles, cada día más baratos y populares». A ello se le añade la aparición de los locutorios y las calling cards (popularmente conocidas como tarjetas rasca) que afloraron hace años, lo que supuso junto a la extensión de los smartphones un notable cambio en el uso de los teléfonos públicos.

Datos de Telefónica exponen que, a nivel nacional, podemos decir que de unas 18.000 cabinas que hay, ya son 12.000 las no rentables; casi un 70% del total y «las que son rentables no cubren la rentabilidad del conjunto del servicio». En la Región, aproximadamente, la mitad de las cabinas no cursan una sola llamada al día.

No obstante, para los que abogan por borrar del mapa las ya catalogadas «viejas cabinas»,existen otras alternativas modernas y útiles para todo aquel que necesite una vía de comunicación en plena calle, como las cabinas de Skype que se usan en Estonia, que consisten en una pantalla táctil desde la que se pueden realizar videoconferencias. El sistema lleva instaurado desde 2010 y desde entonces está garantizado el uso totalmente gratuito del servicio a través de wifi. En Inglaterra, las emblemáticas cabinas rojas londinenses, que se convirtieron en una atracción turística, han sido sustituidas por dispositivos de recargas de móviles. El establecimiento es totalmente autosuficiente, ya que se sirve de unos paneles de energía solar ubicados en el techo de cada cubículo.

Como experiencia piloto y muy cerca de la Región, en las Fallas de Valencia de 2015 se instalaron 20 small cells, unos pequeños dispositivos que se ubicaron en cabinas situadas en puntos estratégicos de la ciudad, que permitían amplificar la señal 4G y mejorar la cobertura en zonas de difícil acceso. Aunque fue una prueba , «los resultados fueron tan buenos que en 2016 se instalaron más aparatos en el centro y lugares estratégicos», afirman desde Telefónica.

Alguna de estas opciones podría llegar a la Región. Así, videoconferencias a través de Skype, puntos de recarga de móviles o de aumento de cobertura y 4G podrían ser el destino de los teléfonos públicos murcianos, que de momento continúan aguantando el paso del tiempo.