El uso de las redes sociales es una de las tendencias más comunes de la sociedad del siglo XXI. Rara es la persona u organización que no esté presente en estas plataformas, ya sea para difundir información sobre su actividad o para mantenerse al tanto de los temas de su interés.

La Iglesia católica no ha querido ser menos y se ha sumado al carro de las redes sociales. Y no solo en lo que se refiere a sus altas esferas, con los perfiles del papa Francisco o la Jornada Mundial de la Juventud, sino también a nivel local.

De los 45 municipios que hay en la Región, tan solo hay seis que no tengan al menos una parroquia presente en redes sociales. Facebook es la plataforma más utilizada, seguida de WhatsApp, y también Twitter, Instagram o Blogger, aunque estas últimas en menor medida.

Informar de los horarios de las misas, de los días de precepto o las lecturas, a la vez que se añaden fotos de convivencias o actividades organizadas por los miembros de la iglesia, son algunos de los usos que se le dan a las redes sociales por parte de las distintas parroquias.

Las labores de ´community manager´ son realizadas, o bien por el sacerdote, o por algunos feligreses que se ofrecen de forma desinteresada y voluntaria.

Este es el caso de Antonia Nieto y Loli Conesa, dos catequistas de Lobosillo que hace apenas un año decidieron abrir el perfil en Facebook de su parroquia: San Antonio de Padua. «Son medios muy interesantes para llegar a mucha gente porque, hoy en día, ¿quién no los utiliza?», señala Antonia. Actualizan diariamente con las lecturas y horarios, información que también difunden por grupos de WhatsApp con los que lo desean.

La gente de Lobosillo ha recibido estas iniciativas con los brazos abiertos y son muchos los que se animan a colaborar con Loli y Antonia aportando contenidos para actualizar el Facebook. «Después de las celebraciones son las propias madres las que nos llaman para enviarnos las fotos que han hecho y podamos subirlas».

Isabel destaca su «cercanía» y «comodidad» como las claves del éxito de este tipo de canales comunicativos. La actividad diaria en las dos plataformas «da a la gente la sensación de que la parroquia está viva» y, además, recalca la importancia de que «ahora se puede consultar en el móvil cosas para las que antes había que acudir a un libro».

Por su parte, Nuestra Señora del Rosario de Bullas es una de las parroquias que mejor se ha enganchado a la ola de las redes sociales. Su perfil en Facebook lleva abierto cuatro años y su actividad ha ido aumentando exponencialmente con el paso del tiempo. «El antiguo párroco tuvo la iniciativa viendo la importancia que podían tener las redes sociales en la tarea pastoral y ante la necesidad de hacer llegar información de la parroquia a un gran número de gente», asegura Juan José Noguera, actual sacerdote del templo, quien junto a Julián Martínez y Lope Nadal, feligrés y seminarista, respectivamente, es el encargado de hacer las veces de community manager para la comunidad cristiana de Bullas.

Juan José asegura que este nuevo medio de comunicación con sus fieles ha tenido una gran influencia a la hora de animar a la gente a realizar los cursillos prematrimoniales u otras iniciativas de la parroquia.

Por otro lado, afirma que las redes sociales también resultan muy útiles para «acercarse a la parte solidaria de las personas», en lo que se refiere a información difundida desde su perfil en Facebook sobre los servicios de Cáritas en el municipio y las distintas acciones benéficas y de recogida o distribución de alimentos que realiza la parroquia. «Ha sido importante para que se conozca la necesidad que hay y se anime a colaborar», explica.

El buen rendimiento ofrecido por esta nueva herramienta hace que en Nuestra Señora del Rosario ya se estén planteando abrir en un futuro próximo una página web parroquial. Sin embargo, y a pesar de estar a favor del uso de las redes sociales, Juan José afirma que éstas pueden ser un arma de doble filo, por lo que hay que ser «cautos» y «respetuosos» con la privacidad de la gente, especialmente la de los más pequeños. Asegura que hay que tener cuidado y, por ello, dice que tienen un código muy claro: «A la hora de subir fotos de una ceremonia procuramos que toda la gente salga de espaldas. Si sale algún niño es como parte de una multitud. El respeto a la Ley de Protección del Menor es sagrado».

Aparte de las diferentes parroquias, otros grupos religiosos también se han abierto al uso de las redes sociales. Es el caso de las Hermanas Clarisas de Mula que, además de una página en Facebook, tienen un blog en el que comparten información sobre su labor.

Inicialmente, cuentan, se decidieron a utilizar estas plataformas para ofrecer visibilidad de los diferentes dulces que realizan en el monasterio. «Vimos que era una gran ventana tanto para dar a conocer nuestros productos como nuestro apostolado», recuerda la hermana Mari Carmen Parras, responsable de crear y actualizar el contenido para Facebook y el blog.

Al principio, reconoce, no tenía demasiada fe en que el uso de las redes sociales fuese a aumentar demasiado su visibilidad, por lo que dice sentirse «sorprendida» de la afluencia de público que están teniendo desde que se adentraran en la red.

Dos importantes acontecimientos religiosos han propiciado que su trabajo se multiplique durante los últimos meses. Por un lado, realizar un seguimiento de la preparación y las noticias relacionadas con el Año Santo de Caravaca 2017; por otro, la confirmación de la autenticidad de la Santa Espina del Monasterio de la Encarnación de Mula.

La espina, una parte de la corona de espinas de Cristo, quedó autentificada por el Obispado el pasado mes de julio. Esto conllevó gran expectación entre creyentes de todo el país interesados en ver la reliquia en persona, entre ellos, importantes autoridades religiosas que acudieron a la ciudad para contemplarla en persona. El importante número de visitas obligó incluso a modificar las instalaciones con la realización de obras en el monasterio. Una serie de hechos sobre los que era necesario informar, tarea para la que la hermana Mari Carmen decidió utilizar sus plataformas online.

Ella destaca, sobre todo, el papel que pueden desempeñar las redes sociales a la hora de acercarse a las nuevas generaciones. «Los jóvenes hoy se mueven mucho por la curiosidad. A muchos les llama la atención la Iglesia, pero no se atreven a ponerse en contacto. Las redes sociales facilitan este acercamiento, tanto a los creyentes como a los que no lo son», afirma.

Lo que está claro es que la aparición de las redes sociales ha supuesto una revolución en el mundo de la comunicación. Una renovación que ha cambiado incluso la forma de transmitir uno de los mensajes más antiguos de la historia, el del Evangelio. Ahora, las redes sociales han entrado en la Iglesia y parece que ha sido para quedarse.