El calentamiento global, así como el descenso de las precipitaciones en forma de nieve son las causas principales por las que han desaparecido unos 70 manantiales en la cuenca del Segura. Un documento histórico que data de 1916 tenía catalogadas 325 y ciento diez añós después sólo se han podido georeferenciar 175.

Así se recoge en el estudio 'Fuentes y manantiales de la cuenca del Segura', presentado ayer por el presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), Miguel Ángel Ródenas, y uno de los autores, el catedrático de Geografía Física de la UMU, Francisco López Bermúdez, acompañado del experto Francisco Cabezas, director de la Fundación del Instituto Euromediterráneo del Agura, IEA.

Según López Bermúdez, aunque las precipitaciones son las mismas, aquellas en forma de nieve «han disminuido sensiblemente y el aumento de la temperatura supone una mayor evapo-transpiración y mayor estrés en la vegetación». Es decir, puntualizó que «ante ese calentamiento la vegetación absorbe más de estos acuíferos y pueden llegar a secarse». De manera que al efecto humano también se suman las causas naturales que han provocado que desaparezcan 70 manantiales y que todos los que se han localizado estén «en peligro». «Hay una relación muy directa entre la acción humana y la evolución de estas fuentes de vida», indicó.

López Bermúdez también aludió al abandono rural, ya que «hay una correlación estrecha entre el abandono del campo, porque era esa gente la que mantenía y cultivaba los manantiales, porque al marcharse se han deteriorado».

No obstante, resaltó que hay manantiales en la cuenca icónicos, «modelos», como el de la Fuente del Marqués, en Barranda y los de la Sierra de la Almenara. En dicha obra aparecen documentados, además, los de la Cuenca de Mula (Fuente Caputa), así como el Borbotón en Cieza, los de Sierra Espuña, La Zarza (Jumilla), el sondeo termal El Saladillo en Mazarrón y los de los balnearios.

A su juicio, los manantiales «son un prodigio de la naturaleza, tienen muchas lecturas, no solo por su interés cultural, geológico y patrimonial, sino también por su biodiversidad y la historia que tienen».

«Los manantiales han fijado a la población, han servido para alimentar de agua a toda la fauna de las regiones semisecas y semiáridas, como es Murcia», señaló.

Por ello, el objetivo de esta obra es dar a conocer el valor de dichos manantiales, porque «aunque se han agotado, hay algunos magníficos que son obra de la naturaleza».

Desde la CHS, su presidente apostó por su recuperación. «Lo que más interesa es poner el foco en los manantiales, ya que es uno de los elementos que forman parte del patrimonio natural y es un elemento fundamental en el medio ambiente, hídrico, no sólo como fuente de origen de los regadíos, sino como patrimonio natural y un elemento fundamental que ha tenido a lo largo de los años».

«El medio de vida de la cuenca del Segura es el riego y eso ha hecho que la sobreexplotación de los acuíferos mermen los caudales y a través de la planificación se intentará recuperar», concluyó.