Aunque el permiso de conducción se instauró en España en 1900, no fue hasta 1925 cuando una leonesa, Catalina García, se convertía en la primera mujer en obtener su carnet. Ahora, más de 90 años después, apenas hay un 2% de mujeres que se dedican al mundo del transporte de forma profesional. Son pocas, pero pioneras en la lucha contra los prejuicios.

Con su trabajo demuestran día a día que expresiones indeseables como «mujer al volante, peligro constante» o «las mujeres no saben conducir» son cosa de otro tiempo. No se sienten forasteras en el sector, todo lo contrario: su vehículo es su segunda casa. La libertad, la tradición familiar, conocer gente o el amor por el mundo del motor son algunos de los motivos por los que cada vez son más las mujeres que deciden optar por el transporte como trabajo.

Todas ellas tienen algo en común: se sobrepusieron a sus miedos para dedicarse a lo que les gusta en un mundo que, aparentemente, era de hombres. Luchadoras que con su labor y su esfuerzo aportan cada día otro grano de arena para, poco a poco, enterrar los estereotipos.

Isabel Bernabé y Juana María Sánchez: jóvenes y taxistas

En Murcia hay casi 300 taxis, de los cuales únicamente 16 son conducidos por mujeres, una cifra pequeña pero que aumenta año tras año. «Cuando yo empecé hace 4 años éramos solamente 8 mujeres las que nos dedicábamos a esto, ahora hay el doble, no es demasiado, pero en poco tiempo el número ha crecido bastante», dice Isabel, de 27 años, hija y pareja de taxistas que se metió en el oficio al acabar sus estudios de hostelería. Una trayectoria similar a la de su compañera, que a sus 25 años y tras no poder dedicarse a la peluquería, decidió continuar con el oficio familiar.

«¿Por qué no te vienes un día y pruebas?» fue la pregunta que les hicieron sus respectivos padres ante la dificultad que tenían dos jóvenes chicas con los estudios recién terminados para encontrar un trabajo estable en tiempos de crisis. Y hasta ahora.

Isabel es una apasionada del motor, le encantan los coches, acaba de sacarse el permiso para motos de alta cilindrada y ya está pensando en su siguiente objetivo: el carnet de autobús. Juana María, por su parte, no se imagina en otro medio de transporte, aunque dice sentir admiración por las mujeres que conducen grandes camiones: «¡Ellas sí que tienen mérito!, esto no es nada. ¿Qué mujer hoy en día no lleva coche?»

Ellas no creen que haya machismo en su mundo, niegan haber recibido comentarios sexistas ni haber tenido algún problema de este tipo con ninguno de sus compañeros, con quienes dicen tener una buena relación. Por parte de clientes u otros conductores sí han escuchado algún «no es trabajo para chicas» o «mujer tenías que ser», aunque aseguran que esto «no es lo normal».

Ambas son autónomas y aman la libertad que les deja su oficio para compaginarlo con otros aspectos de su vida, ya sea ir al médico, al banco o resolver cualquier asunto familiar. Esta independencia pareció limitarse al imponer el Ayuntamiento un máximo de horas diarias de trabajo en turnos de mañana o tarde, aunque aseguran haberse adaptado bien. «Al principio -explica Juana María- pensé que me habían quitado la libertad que tenía, pero ahora me molestaría si lo quitasen. Ahora descanso un turno mientras que antes estaba todo el día dando vueltas por el mismo dinero».

En horario nocturno es cuando aparecen las mayores particularidades, especialmente en el momento de recoger jóvenes a altas horas de la madrugada. Isabel cuenta que he han llegado a tocar el pelo e incluso a decir «o nos das un beso o no nos bajamos del taxi», aunque añade que, en esas situaciones «lo peor que puede pasar es que los eches y se vayan sin pagar». Por contra, aseguran que hay muchos padres y madres que se sienten más seguros si es una mujer la que lleva a su hija a la hora de volver a casa, algo a lo que quitan importancia; «me la jugaría por cualquier compañero, estoy segura de que van a ir tan bien con ellos como con nosotras», concluye Juana María.

Durante sus años al volante han sufrido experiencias de todo tipo, especialmente en sus inicios, donde incluso llegaron a pensar «yo no valgo para esto». Isabel recuerda que su segundo día recogió a una mujer muy mayor que le recriminó que no conociese su zona: «¿No eres taxista? ¡Si no te sabes las calles, tú aquí no tienes que estar!». Destacan que las primeras semanas en su oficio pueden llegar a ser muy agobiantes.

A pesar de ello, las dos coinciden en que lo que comenzó como una alternativa temporal ha pasado a ser la única opción que vislumbran para el futuro. Sienten el taxi como su vocación y profesión mientras que declaran no querer saber ya nada de hostelería o peluquería.

Lo que sí tienen claro es que el transporte ya no es un mundo sólo de hombres y animan a todas aquellas que se lo hayan planteado a dar el salto: «Si te gusta conducir y te gusta la gente, ¡adelante!».

Mari Carmen Rodríguez: Conducir un trailer

Tiene 49 años y lleva 8 meses conduciendo un trailer por rutas internacionales. Aunque hace ya 9 años que tiene el carnet de autobús, Mari Carmen confiesa que «no era algo que me llamase la atención». Siempre quiso llevar el volante de un camión, sin embargo sus obligaciones como madre le han impedido subirse a uno hasta que sus hijas han cumplido los 20 y los 26 años.

Asegura que fuera de España se ven bastantes más mujeres transportistas, aunque también más gestos machistas -«en otros países parece que a algunos les molesta que les adelante una mujer»-. La empresa para la que trabaja está aumentando progresivamente la participación femenina, algo por lo que se encuentra muy agradecida: «A mi edad y sin experiencia, pensaba que nadie me llamaría; se valora que te den la oportunidad».

Para Mari Carmen, es importante el hecho de «haber mamado» el oficio antes de montarse en el camión para lanzarse a hacer portes internacionales, ya que, aclara, «es un trabajo que no puedes realizar durante mucho tiempo si no te gusta mucho, hay gente que nunca consigue acostumbrarse». Dice que no hay que «dejarse mal aconsejar ni dejarse guiar por lo que pueda parecer el transporte desde fuera».

A pesar de llevar pocos meses trabajando, conocía desde hace mucho tiempo el oficio, ya que su pareja lleva toda la vida en él, algo que, para ella, también es importante a la hora de que más mujeres se vayan incorporando al sector. «Cada vez conozco a más. Al principio comienzan con sus maridos, si estos ya llevan más años, aprenden, y finalmente acababan dedicándose a esto». Tras años de espera, ahora Mari Carmen trabaja en lo que siempre le gustó y su objetivo es seguir hasta la jubilación.

Puri Griñán: 7 años conduciendo autobuses escolares

Puri es la chófer de un autobús de personas con necesidades especiales y lleva ya 7 años en el oficio. Dice haber encontrado su puesto de trabajo ideal, y es que asegura que con los chicos a los que transporta ya forma una segunda familia. Junto con otra compañera, desde que empezó siempre ha llevado autobuses escolares o, como en este caso, chicos con distintas discapacidades, aunque eso no le hace plantearse cambiar. «Son gente muy cariñosa y muy amable, estoy tan a gusto como cuando trabajaba con los niños».

Como ocurre con el resto de los transportes, son muy pocas las que se ganan la vida conduciendo autobuses. Apenas hay 5 mujeres entre los 300 compañeros de Puri, aunque ella nunca se vio en otro sitio, está donde quiere estar. «Siempre me ha gustado conducir, viajar y trabajar con niños», aclara.

Manejar un autobús no es tarea fácil, aunque señala que en ningún momento la idea le ha asustado, sino todo lo contrario: dirigir algo tan voluminoso es un reto que le ha llamado la atención toda la vida.

Afirma que nunca la han atacado con ningún tipo de comentario machista mientras trabajaba, aunque sí ha recibido «miradas y gestos» desagradables, pero recalca que nunca procedentes de compañeros. «Igual que hay gente que se sorprende y se alegra siempre te queda aguantar alguna que otra mirada que sabes que dice: mujer tenías que ser. Pero nunca han sido otros profesionales».

Antes de llegar a Murcia vivió en Zaragoza donde, tras ver la gran cantidad de mujeres que había dedicándose a la conducción decidió dar el salto y sacarse el permiso de autobús. Y es que, como a muchas otras, al principio le impresionaba entrar en el mundo de los transportes. Señala que «desde fuera se ve diferente» pero que, una vez que entras no tienes ningún problema, sino todo lo contrario: «Todos los compañeros intentan ayudarte siempre y eso hace que se te quiten las inseguridades que puedas tener»

Por ello, Puri, al igual que Juana Mari, Isabel o Mari Carmen, espolea a todas aquellas que sientan dudas a la hora de obtener el permiso para que se echen a la carretera. «Con el tiempo, igual que le coges las medidas a un coche se las coges a un autobús, todo es prática, no hay que tener miedo». Son 4 ejemplos de mujeres que se lanzaron a por sus sueños, a ganarse la vida con lo que les hace verdaderamente felices. Todo en un mundo que aparentemente no estaba hecho para ellas, pero que avanza cada vez más hacia la igualdad.