Balbino Prieto ofreció una conferencia ayer en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Murcia dentro de un ciclo sobre internacionalización organizado por la decana, Pilar Montaner.

¿Cree que Donald Trump acabará endureciendo los aranceles a las exportaciones?

Una cosa es lo decía el candidato Trump y otra cosa lo que haga el presidente Trump. Los aranceles tienen siempre un doble sentido. Estados Unidos es el principal socio comercial de la Unión Europea, así que no hay que ver esto como un problema de Murcia o de España, sino que son aranceles a las empresas europeas, y eso tendría su réplica en los aranceles que las empresas norteamericanas tendrían que pagar en Europa. Si usted fastidia a mis empresas y yo fastidio a las suyas, al final, ¿qué ganamos? Es un mal negocio. Eso no es tan fácil ni tan inmediato. Tendría que ser objeto de unas negociaciones que pueden durar. Personalmente, no creo que vaya a modificarlos. No todas las cosas que este señor dice que va a hacer las podrá hacer. Yo aconsejaría tranquilidad. Además, el Partido Republicano tradicionalmente ha defendido el libre comercio y veo difícil que cambie su filosofía.

El problema es que también tenemos la amenaza del Brexit.

Es muy difícil saber lo que va a suceder con el Brexit porque los propios ingleses tampoco lo saben. Había un calendario que había propuesto la primera ministra, pero como se ha anulado como consecuencia de la sentencia sobre la participación del Parlamento británico en el proceso, en este momento estamos partiendo de cero. Creo que las negociaciones se van a demorar en el tiempo y que las dos partes van a intentar salvar todo lo que afecte a sus empresas, por lo que creo que se tratará más en un aspecto político que económico.

Parece que el escenario para la exportación resulta sombrío.

El escenario de los próximos años, como el del futuro, es que hay que estar muy atento a lo que sucede en nuestro entorno y en el mundo. Caminamos hacia la globalización y hay que tener una visión global y decisiones globales. Cualquier cosa que suceda en cualquier lugar del mundo nos puede afectar. Por eso, hay que intentar tener respuestas para esas crisis que puedan surgir. Si perdemos un cliente, buscaremos otros clientes en el mundo. No habrá otra solución. Pero con los cambios que se presentan en Estado Unidos y Gran Bretaña, no me plantearía problemas a medio plazo.

¿Y para las empresas que haciendo obras en estos países o gestionan aeropuertos y autopistas ?

En el caso de Estados Unidos los programas de la señora Clinton y del señor Trump hablaban de un plan muy ambicioso de infraestructuras, con lo cual las empresas saldrían beneficiadas. En Reino Unido tenemos aeropuertos, hoteles y tiendas. Creo que estas empresas van a continuar con su actividad normal. El único problema sería la depreciación de la libra, pero cuando uno de trabaja con otras monedas tiene que adaptar sus productos a esa moneda.

¿Le ha algún consejo a los estudiantes murcianos que han acudido a escucharle?

Una de las cosas que les he dicho es que a pesar de los Trump y de toda la gente que quiere poner problemas al comercio internacional y que quiere protegerse, este es un proceso que irá más rápido o más despacio, pero es irrefrenable, que es la globalización. Lo que hay que hacer es empezar a tener visión global de las cosas. Si me falla un cliente en un sitio, busco otro en otro sitio. Tengo que saber dónde está mi competencia y tengo que saber cuáles son mis fortalezas y mis debilidades. El mundo es muy pequeño, pero en otro sentido es muy grande, hay oportunidades en muchos sitios. Tenemos África, que ofrece grandes oportunidades pera el sector alimentario. También en la propia Unión Europeo o en Asia cada vez hay más población que pertenece a la clase media y demanda mejores alimentos.

¿Eso significa que la agricultura murciana tiene la clientela asegurada?

Puede estar tranquila, porque creo que tiene un futuro prometedor y más interesante.

¿Cuál es el objetivo del Club de Exportadores que preside?

Esta asociación está dedicada a la defensa de las empresas españolas que trabajan en el exterior, que representan «el 30% del PIB de España y el 60% de las inversiones españolas en la mundo, que ascienden en total a 500.000 millones.