Ha publicado usted una guía para españoles esperanzados. Vista la situación actual,¿de verdad cree que hay motivos para tener esperanza?

Creo que tenemos bastantes. En los últimos tiempos se ha puesto de moda una visión descreída de España, que lo cuestiona todo. Frente a esa actitud, yo propongo es una visión más reflexiva, que dice que España es un país que merece la pena. Por suerte, durante mi vida he viajado mucho por el mundo y también y he leído mucho. Y le digo que España no es ni mucho menos país menor, es un país importante, sin cuya contribución el mundo no sería el que es. Somos uno de los 25 países con la renta per cápita por cápita superior a 25.000 euros, con las mejores infraestructuras del mundo (aunque nos sobren algunos aeropuertos, autopistas y líneas de AVE), con el reloj tecnológico en hora, con una industria automovilística competitiva, con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, con un potente sector agroalimentario, líderes en turismo internacional... España tiene un presente magnífico y un futuro todavía mejor.

También habrá alguna cosa negativa, porque la situación de los últimos años no han sido especialmente buena, ¿no?

Los datos que le he dado antes se ha visto desgraciados con motivo de la última crisis económica. Ahí es donde se ha creado esa visión triste, esa visión cariacontecida de España. De 2007 a 2014 el decrecimiento del PIB español ha sido el más alto de toda nuestra historia, superior aún a la Guerra Civil. Eso sucedió porque hubo un Gobierno, el que presidió José Luis Rodríguez Zapatero, que creyó que todo el monte era orégano y gastó lo que no tenía, lo que motivó una expansión descontrolada del gasto y la deuda pública. Hicimos cosas muy mal hechas, tuvimos mala suerte con el Gobierno. Conforme fuimos adaptando los Presupuestos, hemos vuelto a crecer. España hoy tiene un crecimiento económico y de empleo que duplica la media de los países que nos rodean. Si seguimos en esa línea, podemos recuperar el tiempo perdido y tener un futuro mejor.

¿Tiene también esperanza en esta legislatura, con el Parlamento tan fragmentado?

No parece muy alentadora la situación política, con un Parlamento fragmentado y con unos políticos con muy poca predisposición al acuerdo. España necesita reformas institucionales. La primera y más importante, cambiar el sistema electoral, que ya no sirve para la finalidad que debe tener, que es formar gobierno, como hemos visto en el último año. Ese sistema era útil en la Transición, pero ahora no. Tenemos que pasar de un sistema proporcional a uno mayoritario, como el que han adoptado los países más civilizados, que son Estados Unidos y Reino Unido. Los sistemas mayoritarios garantizan que gobierne el que más votos saca. También soy partidario de eliminar las subvenciones a los partidos políticos. España tiene más sedes de partidos que EE UU. Debemos reformar la distribución de competencias, porque el Estado del Bienestar solo será posible si el Estado es eficiente.

Afirma usted en el libro que el mejor periodo de la historia de España ha sido el transcurrido entre 1959 y 2009. ¿Qué piensa cuando escucha a partidos poner ahora en tela de juicio el régimen político del 78?

Quienes sean capaces de observar la realidad con datos y sin una ideología muy dogmática, observarán que, así como la España de la postguerra fue la del hambre, la de la miseria, la del aislamiento, a partir de 1959 Franco, asombrosamente, cambió de política y liberalizó la economía, lo que permitió la mejor etapa de crecimiento de la historia no solo de España, sino de cualquier otro país. Luego la Transición fue una obra maestra, pues se pasó de un régimen autoritario a uno democrático pacíficamente. Tenemos una Constitución votada por los ciudadanos. Le recuerdo que en el referéndum de 1978 no hubo una mesa en la que el 'sí' no fuera mayoritario. España no tiene ningún problema que no pueda solucionarse. Pero necesitamos confiar más en nosotros mismos.

¿A qué atribuye el auge de formaciones como Podemos?

El populismo no ha nacido por generación espontánea. En España está claramente asociado a la corrupción que hemos sufrido en estos últimos años. La corrupción es uno de los hechos más lamentables de nuestra historia reciente. Pero gracias a la prensa libre y al funcionamiento de la Justicia, la corrupción está siendo perseguida. El escrutinio permanente está arrinconando la corrupción.