El joven malagueño Pablo Raéz y su búsqueda de un donante de médula ósea que pudiera curarle la leucemia que padece revolucionó las redes sociales y tuvo un efecto inmediato en las donaciones. El Centro de Hemodonación de la Región de Murcia ha visto multiplicadas, hasta llegar al colapso, la afluencia de personas que en un impulso de solidaridad quieren ser donantes de médula.

El centro suele analizar cada año unos 860 tubos con sangre de personas que han decidido dar el paso de entrar en el Registro de Donantes de Médula Ósea -Redmo- en Barcelona, creado por la fundación José Carreras, tal y como se comprometió. Sin embargo, desde el pasado mes de mayo la avalancha de personas ha provocado que se tengan para analizar 800 tubos cada mes.

«Estas llamadas desde las redes sociales, tan masivas, no son aconsejables, porque supone un esfuerzo enorme de tiempo y dinero para atender a todas las personas que llegan que luego no se traduce en resultados válidos», explica el doctor Antonio López Bermejo, presidente de la Fundación 'Lucha contra la leucemia' en la Región.

De hecho, comenta que ha habido «seguimientos» a las unidades móviles a otras ciudades, «ocupando un tiempo que se les restaba a los donantes de sangre habituales, provocando descontentos entre todos los que se acercaban y críticas inmerecidas a los voluntarios que llevan a cabo las extracciones de sangre».

Esta fundación, en estrecha colaboración con el Centro de Hemodonación, lleva 25 años trabajando para captar donantes de médula ósea. «Pero el proceso exige una información previa muy exhaustiva porque analizar cada tubo es muy costoso y debemos estar seguros de que quien se apunta va a seguir hasta el final», subraya.

Además, no todo el mundo es apto para ser donante, puesto que los mayores de 55 o 60 años se quedan fuera, como también quienes padecen enfermedades crónicas, o son portadores de enfermedades infecciosas o autoinmunes. «Una vez la persona está bien informada de todo, debe dar su consentimiento por escrito para entrar en el registro», añade López.

Hasta el pasado mes de mayo, en la Región de Murcia había 15.000 donantes de médula en el Redmo, la tasa más alta de toda España, «aunque ahora seguramente esta cifra se ha quedado corta». La avalancha de donantes movidos por la solidaridad con el malagueño ha provocado que haya entre 8 y 9 meses de retraso en el análisis de las muestras extraídas y en la catalogación de tipajes. «Se van a hacer, eso está claro, pero poco a poco», destaca el doctor. Cada uno de estos tipajes cuesta 500 euros. «Y no sería la primera vez que cuando tenemos a un posible donante compatible con un enfermo al que pedimos una segunda prueba, se eche para atrás aduciendo que él solo se apuntó para 'x' persona en concreto o que realmente le dan miedo las agujas», dice.

Donantes en el mundo

En los 25 años que lleva funcionando el Redmo se ha logrado tener más de 250.000 donantes en España. Por lo que respecta al registro mundial, esta cifra ya supera los 29 millones. Además, hay más de 600.000 cordones umbilicales donados, otra fuente de médulas óseas.

«Estadísticamente se considera que el 90 por ciento de los niños enfermos tienen donante, mientras que el porcentaje desciende al 80% en el caso de los adultos», manifiesta López Bermejo, quien añade que «eso es lo que da el sistema, aunque haya más donantes».

En este sentido, explica que llegado a cierto número se produce lo que se conoce como 'curva asintótica': Aunque se incremente el número se van repitiendo las muestras características y la curva se conviente en línea recta. «Siempre habrá ese 15 ó 20% que no encuentre donante y el que sí, tendrá más de una persona compatible».

Faltan latinos y magrebíes

Sin embargo, el doctor López alerta de que faltan en el 'club' de los donantes personas con un ADN único y gerotipos distintos y que no están aún representados en el registro, ni nacional ni mundial, o lo están en una mínima cantidad: los latinos, los magrebíes y las personas de color. «Ahí es donde más deberían incidir las campañas de concienciación y hacer un llamamiento a sus poblaciones para que se hagan donantes», destaca. «Ellos vienen a trabajar o a vivir a nuestro país, y si enferman, no es fácil encontrarles a alguien compatible fuera de la familia», insiste.

De hecho, ya se ha dado un caso en la Región de Murcia de un joven magrebí, vecino de San Javier, que enfermó de leucemia y para curarle hubo que pedir un permiso especial de Extranjería para traer a su hermana durante 10 días, por ser la única compatible.

Vínculos

Del donante de médula se espera un compromiso moral de por vida. Y un ejemplo es Antonio José Veas, abogado y vecino de Murcia, que acaba de donar a un enfermo norteamericano. «Se crea un vínculo permanente entre el donante y el receptor, porque la donación no acaba en el momento en que te sacan la sangre», comenta.

De hecho, hay 100 días de 'periodo de seguridad' en el que el donante tiene que estar preparado por si se produce algún rechazo en el cuerpo del receptor.

A partir de los 6 meses desde que hizo la primera, el cuerpo está en disposición nuevamente de donar médula. «Pero sólo podría ofrecerla a otra persona tras obtener el consentimiento del equipo médico del paciente al que le dona (salvo que fuera para un familiar mío al que podría donar sin tal consentimiento), en previsión de que el paciente, de acuerdo a su evolución, necesitara otra donación adicional por mi parte», señala Veas.

Por ello, el abogado insiste en que «hay que ser muy consciente de aquello a lo que nos comprometemos», si bien deja claro, desde su experiencia, que «merece plenamente la pena».