De familia argelina, Maya Khelladi (Lausana, Suiza, 1969), es una de esas personas que además de haber nacido fuera de su país, viven toda su vida en constante tránsito. Su biografía de nómada le ha permitido aprender con total soltura cuatro idiomas: francés, español, inglés y árabe, aunque también entiende otras lenguas como el italiano. Creció en España, donde vivió desde los dos hasta los nueve años, estudió la carrera de Económicas en La Sorbona de París y dedicó su trabajo de fin de carrera al estudio de los problemas que plantea la falta de agua en Murcia y Almería comparándolos con los del noroeste de Argelia, debido al gran paralelismo que encontró entre ambas zonas, pese a estar situadas en dos continentes distintos. Al acabar sus estudios se marchó a trabajar a Washington en el Banco Mundial. En 2010 se hizo cargo de la Oficina de Representación que La Caixa abrió en los Emiratos Árabes Unidos. Durante la jornada que la entidad ha celebrado en Murcia se ha entrevistado con varias decenas de empresarios de la Región que están interesados en salir a vender al Golfo Pérsico.

¿Qué le llevó a estudiar la falta de agua en Murcia?

Yo había vivido en España desde los dos hasta los nueve años y me pareció que había mucha semejanza entre la situación que padecen Murcia y parte de Almería con la del noroeste de Argelia, aunque allí llueve algo más que aquí.

¿Qué soluciones proponía en su investigación para afrontar los problemas del agua?

Hace mucho tiempo y no podría precisarlo muy bien, pero lo que planteaba era la necesidad de adaptar los cultivos a las condiciones del clima y a la disponibilidad de agua.

¿Cuál es la función de la oficina de CaixaBank que dirige en el Golfo Pérsico?

Desde allí estamos dando servicio a las empresas españolas en todos los proyectos que desarrollan en Emiratos, Arabia Saudí, Catar, Dubái o Barhéin.

¿A qué se dedican las empresas de la Región que trabajan con su oficina en la zona?

Son sobre todo empresas del sector de la alimentación y alguna que suministra muebles de hoteles, aunque hay de todo tipo.

¿Qué efecto tiene en estos países la caída de los precios del barril de petróleo?

Está incidiendo muchísimo. Estos países estuvieron desarrollando muchísimos proyectos y grandes obras cuando el barril de petróleo estaba por encima de los 110 dólares. Ahora, mayoritariamente, se centran en los proyectos más importantes y los más necesitados por la población. Había muchos más que se han quedado sin hacer. Arabia Saudí, por ejemplo, tenía prevista una línea de construcción de grandes estadios de fútbol, pero algunos los ha cancelado y otros los ha pospuesto hasta que vuelva a haber mayores ingresos. La diferencia ahora es que los países se están centrando en cosas más importantes, más esenciales y más necesarias para sus economías.

¿Eso influye en la capacidad de exportación de las empresas que están vendiendo allí o tienen intención de vender en los países del Golfo?

Influye en las exportaciones, que bajan, y también en su capacidad para contratar empresas para que realicen obras allí. Hay menos obras. Además, los países del Golfo son Estados en los que existe mucha competencia. Allí están las empresas del mundo entero peleando para conseguir proyectos y para exportar. En particular, Emiratos es un escaparate. Los tiempos son más duros ahora y hay más competencia.

Las empresas murcianas también van a tener menos posibilidades en esta situación.

En el sector agroalimentario, no, porque que la gente sigue consumiendo. A la construcción sí le puede afectar algo, porque se construye menos. Había muchos proyectos presupuestados y algunos se han parado antes de iniciarlos. También se ven algo afectadas las importaciones de piedra natural o equipos. Son países que han tenido que revisar mucho sus gastos.

Pero son muy ricos.

Es cierto que son muy ricos. En Emiratos la renta per cápita es muy alta. En Catar llega a los 110.000 dólares anuales, y eso es mucho dinero. Si embargo, Arabia Saudí no es tan rico. Además, tiene una población importante. Allí sí que ha habido algunas dificultades con compañías que dependen de los contratos con empresas gubernamentales. Los pagos se difieren y se retrasan en algunos casos. Eso ha producido dificultades a algunas empresas.

¿Cree que es seguro exportar a estos países?

Exportar, sí, porque estamos hablando de otra cosa. Como entidad financiera que está dando soporte a las empresas en sus exportaciones o sus proyectos, facilitamos instrumentos de pago que garantizan la operación y hacen que los cobros sean seguros. Los bancos están funcionando bien y no hay problema. Otra cosa es que se envíe la mercancía a cambio de una transferencia sin más garantías. Estamos aquí para darle seguridad a los clientes, porque para eso hay instrumentos.

¿Qué consejo les daría a los empresarios que han venido a preguntarle sobre sus posibilidades?

Deben saber que aquí hay empresas de todo el mundo y van a tener una competencia bestial, pero hay posibilidades si tienen un buen producto y ofrecen calidad.