A Óscar Urralburu Arza (Pamplona, 1971) se le tiene como uno de los dirigentes de Podemos más sensatos, moderados y coherentes con sus planteamientos políticos. Tras el maratón de elecciones, el partido afronta ahora una nueva etapa, en la que tiene que mantener «la tensión social» para evitar que se produzca «una restauración del Régimen» del 78. Ve perfectamente compatibles las visiones políticas de Iglesias y Errejón.

Pablo Iglesias habla de desbordar la calle en esta nueva etapa que se abre ante un posible Gobierno de Rajoy. ¿Está usted también en esa línea? Yo nunca he dejado de estar en la calle. Nosotros no podemos pensar que nuestro trabajo termina en las instituciones. Estamos en esa reflexión, porque es evidente que con las instituciones no nos basta. Cuando en el 15M decíamos 'no nos representan', no solo nos referíamos a la vieja política, sino que decíamos al mismo tiempo que las instituciones tenían unos límites que no permitían representar toda la energía que nosotros transmitíamos en la calle. Tenemos que cambiar las instituciones actuales, lo decía Carmena en un artículo en El País. Cuando nosotros trasladamos una iniciativa política a la Asamblea viene de la calle. Eso es estar en la calle, estar conectado con la realidad social y no salir de ella. Debemos tratar de que las instituciones no sirvan como un baluarte de alejamiento de la gente sino todo lo contrario.

Pedro Antonio Sánchez ha gozado de cierta paz social en este año y medio de gobierno. ¿Volverán ahora las protestas callejeras? En España y en la Región hubo una ola enorme de movilización social en el bienio 2010-2012, con el mayor número de huelgas y manifestaciones de la historia de nuestro país. Ese flujo se redujo cuando el movimiento ciudadano se convierte en un partido, se presenta a las elecciones y está en tensión electoral durante un año y medio. Desde Podemos decimos ahora que la tensión social no tiene que parar. Si se produce la investidura de Rajoy, que parece que se va a producir, hay que seguir aumentando la tensión social para evitar que se produzca una restauración de Régimen, porque traería más injusticia y más desigualdad.

Parece que hay dos visiones en Podemos, la de Iglesias, más combativa, y la de Errejón, más moderada. ¿Dónde se sitúa usted? No me imagino un Podemos sin Pablo Iglesias o sin Íñigo Errejón. En la Región todos compartimos esta idea. Para nosotros, estas dos almas no son tales, porque hay más de dos lecturas. Los medios construyen muros donde no los hay. Cuando dicen que Errejón es más de instituciones... Esta semana Íñigo ha estado tanto en la calle como Pablo. Todos tenemos estilos distintos. A mí unos me dicen que soy moderado, pero otros me dicen que tengo ideas muy radicales. Los estilos personales no pueden conformar los proyectos políticos. Nuestro proyecto es común, está consolidado, y se representa con distintos tonos. A veces implica la política de la sonrisa y otras la política del dolor. Ambas son perfectamente compatibles.

Parece que Errejón se ha prodigado más por la Región que Iglesias. Pero eso tiene más que ver con la dirección de campaña. Los dos han venido cuando las agendas se lo han permitido. Pablo Iglesias me dijo después del Consejo Ciudadano Estatal celebrado tras las autonómicas de 2015 que el mitin más intenso que había tenido durante toda la campaña fue el de Murcia, en el Parque Fofó.

¿Veremos pronto por aquí a Pablo Iglesias? No lo sé, porque lleva una agenda tremenda. A mí me gustaría que viniera, pero comprendo las dificultades.

Dan por hecha ustedes la investidura de Rajoy con la abstención del PSOE. ¿Cree que eso inhabilita a los socialistas para hacer oposición? Lo que ha hecho el PSOE con ese autogolpe interno dirigido por las élites es renunciar a ocupar el papel simbólico que ha ocupado en los últimos 40 años en España. Yo no voy a ser el que diga que el PSOE es un partido de izquierdas. La mayoría de sus militantes y votantes sí lo son, pero cuando el PSOE ha gobernado, excepto en algunas cuestiones sociales, no han aplicado políticas económicas progresistas. Va a ser muy difícil que el PSOE sea creíble ejerciendo la oposición, y eso nos coloca a nosotros asumiendo esa responsabilidad.

¿En la Región de Murcia también? González Tovar fue delegado del Gobierno con Zapatero y tiene una dinámica en la que, muchas veces, la acción se aleja del discurso. Nosotros, por contra, hacemos lo que decimos, y eso no lo podemos perder nunca. La vinculación entre la acción y la palabra es el compromiso del 15M.

Rafael González Tovar es uno de los barones que se mantiene en el ´no es no´. ¿Lo ve ´podemizado´? En absoluto. Hay mucha distancia entre Podemos y González Tovar.

Critican que el PSOE vaya a permitir un Gobierno del PP, pero ustedes se opusieron a un Ejecutivo PSOE-Podemos-Ciudadanos. ¿Tan inviable era? Nosotros compartimos con Ciudadanos, o compartíamos, el espíritu de la regeneración democrática. De hecho, llegamos a acuerdos para cambiar la Ley Electoral y otros cambios en la estructuras de la Administración regional. Pero, francamente, no compartimos principios básicos de políticas públicas, ni su modelo de política social, que es asistencialista, mientras el nuestro es redistributivo. En términos de políticas económicas, sociales y públicas estamos muy lejos de Ciudadanos. Un acuerdo con ellos es una hipótesis muy alejada para Podemos. No es tanta la distancia con el PSOE, con el que compartimos criterios en educación, sanidad y políticas sociales. El problema es que el PSOE renuncia a aplicar esas políticas cuando llega al Gobierno. Se asusta ante la posibilidad de gobernar con Podemos, porque sabe que les obligaríamos a hacer lo que dicen.

¿Corren peligro los acuerdos con el PSOE en ayuntamientos de la Región? El cuestionamiento de los acuerdos es permanente. Aquí estamos solamente en un ayuntamiento, en Molina, aunque apoyamos al PSOE en Cieza, Santomera y Águilas. Donde puede afectar de manera notable es en Molina. Ahí decimos, lo ha dicho el grupo municipal, que la patata caliente la tiene la alcaldesa, Esther Clavero. Cuando negociemos los presupuestos, no puede decir que Montoro no le deja aplicar el superávit del ayuntamiento, que está bastante saneado, a políticas sociales, sino que nos obliga a pagar deuda por la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Es ella, su partido, y su posición particular en el Comité Federal lo que ha permitido que Rajoy pueda aplicar sus políticas económicas.

¿En qué se nota la mano de Podemos en Molina? Se nota en la cercanía a la ciudadanía, en la implicación en los problemas cotidianos de la gente, en la política social, en la gestión directa de las políticas públicas, en los problemas de pobreza energética, en los problemas de vivienda, en la agilización de los trámites burocráticos... En el día a día, en la vida cotidiana. La Administración local es la más cercana a los vecinos, la que da respuesta inmediata. El ayuntamiento de Molina tiene ahora a la gente en el centro de su acción.

¿Cómo ve al presidente Sánchez? ¿Cree que va a ser imputado? Creo que el cerco judicial al presidente va a tener un coste para la Región. Tiene dos causas pendientes en Lorca y a uno de sus asesores, que ejerce como jefe de gabinete, imputado en la Audiencia Nacional. Está claro que el Gobierno regional no puede seguir así. Aconsejamos al señor Sánchez que se retire de la primera línea y resuelva sus asuntos judiciales. No nos hará caso, porque le puede su ambición política, por encima de los intereses de la Región. Estamos muy preocupados, porque pensamos que no va a dimitir cuando sea imputado. Eso va a provocar una crisis de Gobierno y va a generar inestabilidad en la Región. Un millón y medio de murcianos no pueden depender de los caprichos de una persona. Nosotros pediremos la reprobación del presidente y su dimisión.

¿Y alguna acción más drástica como la moción de censura? La moción de censura la tenemos planteada desde el minuto uno. Las cosas no van bien en la Región, y que el presidente pueda ser imputado lo único que puede hacer es estropear el panorama político. Estamos dispuestos a apoyar una moción de censura, pero no tenemos claro que pueda salir adelante con el viraje que ha tenido Ciudadanos en los últimos meses.

Van a sentarse a negociar con el PP para intentar alcanzar cinco grandes pactos. ¿Hay posibilidades de acuerdo? No.

¿Entonces por qué se sientan? Porque nuestra obligación es buscar acuerdos que mejoren la vida de la ciudadanía. La consejera de Familia me dijo esta semana que me iba a llamar para las reuniones del pacto de violencia de género. Le dije que lo primero que íbamos a pedir es que se llamara violencia machista. No utilicemos eufemismos. Es muy difícil llegar a acuerdos con un partido que utiliza permanentemente eufemismos para camuflar la realidad. En educación, no nos vamos a sentar con esta consejera, la primera reprobada por la Asamblea, porque no tiene capacidad ni voluntad de llegar a acuerdos.

La Asamblea trabaja en la reforma del Estatuto de Autonomía. ¿Cuáles son las prioridades de Podemos? Para nosotros el Estatuto, como contrato social, tiene que reconocer el cambio producido en las instituciones. De nada sirve un Estatuto que no garantice que la economía sea redistributiva, que no garantice las oportunidades para la mayoría social. El Estatuto debe servir como instrumento político para darle la vuelta a la realidad y reivindicar la igualdad de oportunidades con el resto de comunidades autónomas. La Región debe dejar de ser subsidiaria y periférica. Además, hemos propuesto que la política energética, que es muy importante para nosotros, ocupe un papel fundamental en el nuevo Estatuto.

¿Qué postura tienen ante la provincia de Cartagena? Este lunes viviremos un debate sobre la biprovincialidad. A nosotros nos sorprende. Las provincias son estructuras administrativas del siglo XIX, que el único sentido que tenían era garantizar que las órdenes de Madrid llegaran a cada rincón del país. Hoy, con las nuevas tecnologías, eso no es necesario. Son estructuras arcaicas. Estamos a favor de la redistribución de recursos, pero no multiplicando estructuras administrativas para que las élites de los viejos partidos ocupen puestos y generen dinámicas perversas.

Podemos está denunciando la situación de los CIE. Ustedes pudieron visitar el de Sangonera, donde hace poco hubo un motín. ¿Qué vieron allí? Una cárcel. Vimos celdas, vimos barrotes... Vimos a gente que está peor que los presos, porque no tienen carta de derechos, ni posibilidad de visita ni de salidas. Ni asistencia social, ni médica, ni psicológica. Muchos de ellos llevan años viviendo en la calle en condiciones muy duras. ¿Cómo no se van a querer escapar?